5.5.07

¿Velocidad o prisa?

Recientemente quise revisar un cuento que había escrito hará cosa de un año y que había dejado descansar para poder corregirlo "en frío"; tras de revisar todos mis documentos (y algunos eran tan viejos que juraría que son de otra vida) electrónicos, en papel y como fuera, descubrí que la única copia que tengo de ese cuento está en un diskette de esos de 3 1/2, y en un formato de Word que ya no existe. Por descontado, resulta que tengo dos computadoras en casa y ninguna de las dos acepta diskettes. Total, resulta que para recuperar el cuento tengo que buscar alguna computadora "de las viejas", porque ya nadie almacena sus archivos de esta manera.
Pero al mismo tiempo me fuí dando cuenta de que tengo varias cosas que aún siguen funcionando, excepto que ya nadie los usa: tengo una enorme colección de videocassettes en VHS, pero ¿quien compra todavía videocaseteras? (la mía está ya tan dañada que tiende a destruir los cassettes más viejos, o sea, los que tengan más de 10 años de antigüedad). Tengo una cámara de rollo (resulta que ahora se les dice "análoga") y cuando la uso mis amigos me preguntan que porqué no compro una digital, que porque así es más rápido y con la que tengo no puedo ver la foto al momento... ya dejé de contestarles que es porque algunos rollos captan mejor ciertos colores, e inclusive se pueden tomar fotos muy nítidas en blanco y negro ("¿y para qué quieres fotos en blanco y negro?" me suelen decir). Tengo toda una colección de CD's y de ("¡horror,!" dice mi hermana) cassettes... los más benévolos me dicen que para cuando me compro un iPod, los menos simplemente me cantan: "Y dime abuelito, por qué / por qué eres viejito, dime (...)". Manejo un auto del '96 que según yo funciona bien, pero parece ser que ya es obsoleto (mi abuela super-conservadora maneja uno del 2003...). En cuanto a la ropa el problema no es tan grave, resulta que me ponga lo que me ponga siempre puedo decir que soy de estilo "retro".
Un día incluso encontré unos videojuegos de Super Nintendo (¿alguien se acuerda de eso?) que, efectivamente, me trajeron algo de nostalgia "por tiempos pasados"... luego me di cuenta de que esos "tiempos pasados" son de hará unos 8 años y entonces pasé a una mezcla algo rara de depresión con perplejidad. No quiero ni imaginarme la que me espera dentro de 30 años. Si es que para entonces no se considera insano vivir más allá de los 40, claro.
Lo pavoroso es que al ritmo al que vamos pronto toda mi biblioteca también va a ser obsoleta por el simple hecho de que son libros impresos. Me dicen (y esto me lo dicen algunos amigos de cuarenta y tantos años de edad) que el futuro será el libro electrónico.
Claro, esto no necesariamente será así: como sea siguen existiendo periódicos impresos, y las noticias por internet tampoco sustituyeron a la televisión. El "cine en casa" no ha destrozado del todo a los cinematógrafos... aunque hay que decir que las cadenas cinematográficas más "modernas" (¿todavía se puede decir "moderno" o ya es un término obsoleto?) y el hecho de que crezcan como esporas nos tienen aterrorizados a los que todavía preferimos algunos pequeños cinematógrafos, de esos más amplios, usualmente ubicados en edificios más viejos (a veces hasta con decorados de verdad), que venden palomitas de verdad (como quiera hay bastante diferencia de sabor entre las palomitas de grano y las de microondas, ya no digamos entre la mantequilla y la margarina...) y cuya cartelera no sólo incluye las películas más recientes (y en el 97 % de los casos de producción hollywoodense), sino de varios años y países. Y conste que ni siquiera me refiero a los cines "de arte", que también tienen su encanto.
Con todo esto no quiero decir que las objetos nuevos tengan nada de malo por sí solos. Al contrario, a menudo traen bastante comodidad --por ejemplo, los DVD con escenas borradas o que hasta permiten ver la película de manera más o menos interactiva (un pequeño videojuego, pues) me parecen un gran acierto. Lo que me pregunto es de donde surge la idea de que siempre hay que tener lo más nuevo y que desechar todo lo anterior. Poco a poco llegaríamos a un lema que ví en un libro de economía: "Si no está roto, rómpalo". La velocidad de la vida, dicen. O la velocidad del consumismo, digo yo.
En fin, en cosa de unos cuantos minutos tendré que ponerme a buscar una computadora que todavía me permita rescatar ese cuento. O tal vez podría reescribirlo en mi propia computadora o en mi máquina de escribir (Sí, tengo una máquina de escribir portátil; y sí, mi prima de 11 años me preguntó una vez que qué era cosa de metal que tengo en mi escritorio) o a mano, por puro gusto de fregar...

No hay comentarios.: