Probablemente no pondré más Diarios de lectura o al menos no por un rato. Por falta de interés, por que me dedico a otras cosas o por que finalmente me harté de que la mayor parte de los comentarios que recibo sean puras necedades (que no aparecieron nunca en el blog, porque las borré todas salvo una o dos por ahí).
De todos modos; actualmente estoy leyendo la antología "Apocalipsis", de Times Editores (una editorial mexicana hoy desaparecida que en la década de los 90 quiso crear un mercado de literatura fantástica, de terror y de ciencia ficción local para competir con los best-sellers de Estados Unidos y sus traducciones españolas. No tuvo demasiado éxito) y editado por Agustín Cadena.
Recién terminé el cuento "Bala con alas de mariposa", de Bernardo Esquinca, que básicamente es "American Psycho", de Bret Easton Ellis pero en la Ciudad de México de los 90. De hecho, copia el estilo narrativo de Ellis (obsesión por las marcas, reducción de personajes a simple objeto, hiperviolencia como mero entretenimiento, etc.) pero con locales mexicanos... y revela un problema interesante: lo que en Ellis son locales Neoyorquinos reales como el Ritz aquí se vuelven lugares específicos como Sanborn's.
¿Por qué muchos mexicanos, muchos chilangos específicamente tienden a confundir la clase media (casi media alta) con la clase rica? ¿Es falta de información de la gente o más bien proviene de ver nuestra propia realidad con ojos extranjeros?
Esto no es nada nuevo, incluso movimientos artísticos de cierta relevancia histórica (el Estridentismo, pongamos por ejemplo) tienen ya ese problema: ven la realidad propia, local o no, con ojos extranjeros (a imitancia del arte de otros lados antes de Europa y ahora específicamente de los Estados Unidos) y al parecer no se percatan de las contradicciones en que caen --por ejemplo, al dividir a sus personajes en rubios y negros, que en México se queda corto (de hecho se queda corto en todos lados; es, como bien señalaba Fernando Tola de Habich, fantasía en sí mismo). Para peor, crea un cierto tonito de malinchismo, de creer que lo local solo vale la pena en cuanto se parezca a lo extranjero y que lo demás o es ridículo o mejor no mencionarlo.
La solución, desde luego, no sería crear obras enteramente nacionales que negaran la influencia extranjera, por el simple hecho de que esto es imposible. Grandes autores locales como Rulfo o Juan Trigos más bien subliman la cultura universal en una herramiente que les permite construir un universo propio más que mexicano.
En fin, esto no es ningún ensayo, son solo cosas que me vienen a la mente, la frustración de tanta y tanta literatura (y cine, e historieta y...) que podría haber sido mucho mejor.
10.2.11
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