18.1.07

Unos cuantos textos de mi autoría

LIMPIEZA
La nueva señora de la casa decidió hacer el aseo con suma diligencia. Sería la última vez que limpiara. Cuando hubo terminado, se quitó el viejo uniforme de sirvienta, se puso su nuevo vestido de seda y admiró su trabajo, satisfecha. Toda la casa relucía un inmaculado blanco, de techo a piso. Ya no quedaba una sola gota de la sangre de la antigua señora.
PASEO POR LAS JAULAS
En punto más profundo de este reino que todos hemos visitado, vislumbro por fín la puerta del gran bestiario. Como todo palacio del reino, su apariencia muda constantemente. Es a veces un zoológico de jaulas dispares, otras un acuario de dimensiones monstruosas y en contadas ocasiones una galería de ventanas a paisajes imposibles. Aunque ya he visitado antes el bestiario, el ser que cuida la entrada no me juzga aún digno de firgurar en el libro de huéspedes distinguidos donde se encuentran nombres como Julio, Emiliano o Jorge Luis. El número de bestias exhibidas se antoja infinito, aunque el guardia me asegura que es una cifra conocida por Dios (lo cual viene a ser lo mismo). He perdido ya la cuenta del número de pasillos por los que he deambulado una y otra vez, y aunque la forma exacta de sus ocupantes tiende a disolverse en mis recuerdos, ciertas impresiones no me abandonan jamás. Ahora mismo observo a una mujer con falda de seda transparente y cabeza de tigre que intenta seducirme exhibiendo descaradamente sus voluptuosos senos mientras se relame las fauces; un tiburón de rostro demasiado familiar cuyos ojos, horriblemente inteligentes, parecen llenar el todo; aquella lagartija de cabeza piramidal y piel dorada que rehuye pudorosamente mi escrutinio de su cola cuadrangular enterrándose con poco éxito en la arena grisácea; aquel molusco de fuego que traza piruetas en el aire y reacomoda constantemente sus extremidades sin que parezca quedar nunca satisfecho. Y aquí, por fin, el mayor horror de todos: una colección de pájaros y peces comunes y corrientes que cuelgan juntos de una misma rama de coral con hojas de sauce.
YO
Te seguiré hasta los confines del mundo. Te daré algo que temer. Te perseguiré, te acosaré, destruiré todo aquello que crees que te importa. Haré que te malinterpreten, que te teman, que te odien, te traicionen, te olviden, te abandonen. Por mí lo perderás todo y luego sufrirás, implorarás clemencia y finalmente desesperarás. Mas no cesaré hasta que consigas hallar a tu verdadero yo. Hasta que puedas admitir lo que en verdad eres y consigas sacarme de tu interior.
(SIN TÍTULO)
Escuchó al pasar:
- Tengo hambre
- Pues come.
- No tengo hambre de comida, sino de venganza.
- Pues véngate.
- Es que mi venganza no es contra una persona, sino contra el tiempo.
Y el tiempo terminó de pasar.

1 comentario:

Adriana Dorantes Moreno dijo...

Me gusta bastante la forma en que escribes. El primer texto es verdaderamente genial, ya que en la brevedad manejas perfectamente una situación misma que cierra con mucha fuerza en la última línea.
El resto de los textos también me gustaron, en todos sobresale la fuerza del final, lo cual es admirable y difícil de lograr, creo yo; en el que habla sobre la venganza al tiempo, por ejemplo, se siente una tremenda fuerza para el cierre, cosa que hace maravilloso el texto en sí, de nuevo, a pesar de la brevedad.
Sigue así, tienes un muy buen estilo.