7.9.08

(otro microcuento mío)

MORDISCO
Si hubiese conocido de antemano su gusto por las carnicerías nocturnas y de haber sabido él acerca del mío por ciertas trasfusiones sanguíneas probablemente no hubíesemos dado rienda suelta a nuestros correspondientes placeres ortodónticos en medio del escarceo pasional. Pues son siempre las especies más antiguas las que peor suerte corren con respecto al mestizaje. Pero en fin, las cosas ocurrieron así y no nos queda más remedio que sobrellevarlas, como hemos sobrellevado la solitaria naturaleza de nuestra respectiva existencia durante tanto, tanto tiempo. Al menos hemos ganado cada quien un acompañante en esta extraña y nueva condición. El caso es que ahora hemos de dormir juntos en un gigantesco ataúd forrado por dentro de pelo grisáceo, a la espera de un plenilunio que nos permita alzarnos nuevamente en cacería.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre esa sutileza sangrienta característica. Muy bueno. Sabes? me gustaría tener la habilidad de condensar tantas imágenes y sugerencias en un par de párrafos, pero mi naturaleza me empuja a decidir escribir algo de 10 páginas, y terminar con 30.

Por cierto, hay que promocionar más el blog! Creo que soy el primero en comentar : /

Fernando Brambila O. dijo...

Gracias por los comentarios.

Y efectivamente, digamos que es un blog para un público algo selecto...