10.10.18

Responsabilidad.


Por una cuestión hereditaria, llevo auxiliares auditivos desde que iba en segundo de primaria. Son sumamente caros, más conforme se van actualizando los modelos. Y es que son personalizados, es decir que nadie puede usar el audífono de otro, como ocurriría más o menos con los anteojos. Amén de eso está el precio de las baterías que utilizan --son cada vez más caras, y entre las diversas marcas que existen, duran en promedio semana y media cada una. A veces menos, a veces más. 

La tecnología que llevan es cada vez más refinada, y en efecto cada vez escucho mejor. Por cierto, aunque ese es un tema aparte: Para quien se lo pregunte, no es una cuestión de alzar el volumen, sino de claridad de sonido. Son cosas en las que no solemos pensar hasta que nos afectan personalmente. 

Agradezco, sí, el hecho de que porque nací en una familia de clase media pude contar con éstos aparatos desde joven y a la fecha. Otro tanto con que mucho tiempo llevé anteojos (miopía) y que finalmente pude hacerme una cirugía para no necesitarlos. 

Ahora bien: Esto es privilegio. Más de uno que necesitara estas cosas simplemente no podría permitírselas. Si acaso a costa de mil sacrificios suyos y de su familia (si es el caso), y eso quizás. 

NO tienen por qué ser así las cosas. 

Así le hiera a más de uno, sucede que cuestiones médicas y educativas tendrían por definición que estar al alcance de todo el que lo necesite. Sucede que es algo básico para el ser humano. 

No es cuestión de sentirnos culpables de cualquier privilegio que tengamos en la vida (según sea el caso); es cuestión de estar conscientes de dónde viene, de que deriva de un sistema que quieran o no es injusto y que no es natural, y que las cosas no tienen que ser así. Que pueden cambiar, así tomara generaciones, así no se agradezca, así no seamos nosotros quienes lleguen a verlo. Y que bien podemos usar esos mismos privilegios, cualquier recurso que tengamos a mano, para cambiar las cosas. No por ese acto de vanidad descontrolada que son los actos exhibicionistas de caridad, sino por convicción. No por regalar sobrantes como limosna, ni por creernos héroes nobles, sino por simple y llano humanitarismo. 

Por responsabilidad básica, pues. 

1 comentario:

Fernando Brambila O. dijo...


O como bien dice el compañero de casa: Quizás el problema es que todo mundo cree que está al margen de la política.