27.8.07

Otra página de diario

(Tampoco recuerdo la fecha)


"Sí," le dije a G tras una taza de café irlandés, "la situación de R me parece clara. Ella se casó creyendo que era por amor y segura de que convencería al señor A de tener hijos. Tuvieron una hija, la niña S, que a sus seis años de edad es una princesita mimada. Y eso no es nada bueno. La niña le teme a los animales y quere ser modelo cuando crezca, amén de que es regordeta y caprichosa. No sabrá jamás integrarse a la naturaleza, y por lo tanto crecerá como histérica o como cobarde."
"Olvidas que el señor A es versado en la sabiduría musulmana. Y es sabido como tratan a sus mujeres aquellos que confundenel Corán con la ley civil..."
"De acuerdo, pero no me imagino a R obligada a usar burka. En realidad, siento que esa desición no le correspondería a ninguno de los dos, sino a la familia de él. Piensa que para esa familia que cree ser de alcurnia la llegada de una nuera joven, bonita e ingenua debe haberles caído como una bendición de lo más cómoda. Ahora tienen dos lindas muñequitas de porcelana que además saben recitar poemas y bailar pintorescamente."
"R quería ser bailarina, según creo recordar, pero mamá se lo prohibió, pues decía que el mundo del espectáculo es cosa de putas. Me pregunto si se habrá arrepentido cuando vió esa película sobre el niño bailarín."
"Es cierto, esa película R se la regaló el día de las madres. Incluso juraría haberla visto sonreir cuando su madre lloró en lo que corrían los créditos."
"Pues vaya venganza estúpida," decidió G mientras encendía el cuarto cigarrillo. "Ahora no tiene a donde escapar y pronto olvidará que las cosas no fueron siempre así," sestenció mientras su rostro desaparecía tras una nube cenicienta.

Eran tantos recuerdos que resultaba imposible detener uno (el que fuera, eso es lo de menos) para examinarlo cuidadosamente.para probarlo y masticarlo, para olerlo y acariciarlo y reestructurarlo, volverlo más literario. Había, eso sí, fogonazos llenos de imágenes exuberantes o que aludían a la sensualidad, pero ninguno de manera satisfactoriamente taxonómica; cada uno duraba un segundo a lo sumo y luego se desvanecía, como gotas en el mar. "Es más fácil encontrar rosas en el mar," reza el estribillo de una canción que uno de mis amigos reconocería sin dificultad. Pero entretanto el torrente de recuerdos y visiones continuaba.

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