18.10.16

Diario fílmico.



- Miss Peregine's Home for Peculiar Children. (EUA, 2016. Dir. Tim Burton). Tras la extraña muerte de su abuelo, el joven Jacob viaja a una minúscula isla, buscando el orfanato en que su abuelo creció. Aunque del orfanato en cuestión solo quedan ruinas, hay ciertos indicios de que en ese lugar había gente con ciertas habilidades "peculiares". De hecho, hay indicios de que no se han ido del todo...
Pronto Jacob queda envuelto en una travesía tan maravillosa como peligrosa, y que le hará enfrentarse con su legado. 

Basada en una novela de Ransom Riggs (que no he leído, pero con la cual parece ser que la película se toma bastantes libertades), se trata de una aventura fantástica, con los característicos toques entre góticos y juguetones de Burton. Es una superproducción de bastante interés, con efectos especiales bien aprovechados y con momentos inspirados (el ejército de esqueletos, por ejemplo). 
Pero también muestra las virtudes y las flaquezas del cine de Burton. En el terreno de las virtudes, una gran imaginación para la puesta en escena, y cierta sensibilidad más bien infantil pero que precisamente por ello mantiene un buen sentido de la maravilla. Está además el tema recurrente del padre que se ausenta y que quizás haya traicionado a la madre --aquí tiene la curiosidad de que en lugar del hijo, la simpatía del filme recae en el nieto, y el afecto se divide: Hay reconciliación con el abuelo, pero no con el padre. Se abraza de lleno el mundo fantástico pero se rechaza el mundo "real", visto como amargo y frívolo. Pero aquí entra uno de los defectos del cine de Burton: Se ha señalado que incluso sus películas más cercanas al terror (como "Sleepy Hollow" o "Sweeney Todd") no lo son del todo porque la simpatía de Burton por sus monstruos cinematográficos hace que sean criaturas simpáticas (por muy violentas que lleguen a ser) y que en cambio la gente ordinaria sea alguien con quien la cinta no consigue identificarse (aunque a veces sean víctimas), y se distancie siempre de ellas. Por descontado, está el asunto racial: Ésta película habla de los que son "diferentes", pero el único personaje interpretado por un actor de color es una figura amenazadora, amén de manipuladora. Y es que el ensimismamiento romántico en sus peores momentos roza en la misantropía infantiloide: El odio a un mundo que se concibe sólo como amenaza, y la autocompasión por quien se cree víctima absoluta y desamparada. 

Lo que queda, entonces, es una película fantástica que vale la pena ver, pero con ojo crítico. 

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