26.2.19

Ninfomanía




- Ninfomanía. (2013. Dir. Lars von Trier). Una noche de invierno, el solitario Seligman encuentra a Joe, una mujer golpeada y abandonada en un callejón. La lleva a su casa, y Joe procede a contarle su vida: Una larga (muy larga, cerca de cinco horas) vida llena de excesos sexuales y de intentos extremos de expiación. 

El director von Trier es uno de aquellos artistas que hacen de la polémica parte esencial de su personalidad pública. Esta cinta no lo es menos, con tal longitud que fue distribuida en dos partes (y con cierta censura) para el cine internacional. Está, claro, el uso de escenas explícitas de sexo real, a veces con actores famosos y a veces no. Y claro, escenas impactantes. Sexualidad infantil y adolescente, un aborto, toda suerte de crímenes (sexuales y no)…

¿Es una película maldita? Y, no, en realidad simplemente imita diversos modelos tanto literarios como cinematográficos. Hay aquí bastante de obras como el Decamerón, de autores como el Marqués de Sade, Sacher-Masoch, algo del cine de Nagisa Oshima, de Pier Paolo Pasolini… y claro, toneladas de referentes más. ¿Los supera, los re-elabora? 

Y… no, realmente no. Es una película de interés, sí, pero todos sus intentos de citas eruditas y su intento de volver a Joe un personaje nihilista se sienten más bien artificiales. Más que una cinta maldita sentimos que vemos una película de un director que quisiera con tantas ganas ser un artista con letra mayúscula. Además, claro, ese final tan involuntariamente gracioso. 

¿Es entonces un bodrio, una película pretenciosa? Y no, tampoco, porque su calidad técnica es innegable, amén de conseguir que el espectador navegue lo mismo por escenas de suma tensión como por largas pausas reflexivas. Las actuaciones, en general muy buenas. 

Pero es sobre todo entretenimiento. Eso sí, entretenimiento de calidad. 


En fin, que vale la pena, aunque no sea la mejor obra del director. 


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