12.10.07

De seres de ultratumba y muertos ambiguos

El vampiro (1957, de Fernando Méndez) es una película de terror mexicano considerada "de culto", a menudo equiparada con las obras góticas de Carlos Enrique Taboada y con algunas obras televisivas como la muy aplaudida "La hora marcada"; algunos críticos opinan incluso que es uno de los pocos acercamientos "aceptables" de la cinematografía mexicana al tema de los vampiros --tanto así que el actor de origen hispano, Germán Robles, que interpreta al personaje del título es considerado el vampiro mexicano por excelencia (puede vérsele interpretando más o menos el mismo papel en películas como "El ataúd del vampiro" o "El castillo de los monstruos"). En mi opinión, éste punto de la película está ligeramente sobrevalorado.
Y es que el grueso de la película básicamente es una reelaboración del mito arquetípico del vampiro anglosajón (de hecho, el guionista Ramón Obón admitió en algunas entrevistas que "El vampiro" era básicamente "Drácula trasferido a una hacienda mexicana") pero que en éste punto en específico aporta muy poco al mito universal, además de contar con efectos especiales que definitivamente no han resistido el paso del tiempo (literalmente es el tipo de película en que pueden verse los hilos que sostienen a un murciélago en vuelo).

Sin embargo hay también algo indudablemente escalofriante en ésta película. Parte de ello proviene del atmosférico escenario en que trascurre la mayor parte de la historia (La hacienda de los Sicamoros, que por cierto aparece en varias producciones de terror nacionales, a veces como guiño y otras como auténtico plagio); pero sobre todo de un pequeño argumento insertado dentro de la trama principal y muchos admiten, es mucho más efectivo.

La heroína Martha (Ariadne Welter), recién llegada a la Hacienda de los Sicamoros, se entera de que su tía María Teresa (Alicia Montoya) y su tío han muerto en circunstancias misteriosas, y que su otra tía, Eloisa (Carmen Montejo) está actuando de una manera muy extraña (no sale más que a la puesta del sol). El caso de Eloisa lo conocemos desde la primera escena: ella ha sido mordida por el inmigrante Conde Lavud (Germán Robles), y es ahora una vampira bajo sus órdenes. Pero extrañamente Martha siente aún la presencia de María Teresa, a quien estuvo muy apegada de niña, e incluso parece escuchar su voz en las noches. Este presentimiento llega a su clímax en una escena en que, a plena luz del día, Martha entra a la habitación que fuera de su tía y se encuentra a la propia María Teresa, imposiblemente demacrada, rodeada de telarañas y blandiendo un enorme crucifijo.

En el momento, insisto, tal imagen resulta mucho más inquietante que los ataques de los dos vampiros a la población local. Y es que a los vampiros los conocemos y entendemos: sabemos que son criaturas de la noche, que se convierten en murciélagos para robar la sangre de vírgenes inocentes y que pueden ser destruidos por la luz del sol o por una estaca. Pero la tía es más enigmática. ¿Ha vuelto de la tumba como fantasma o en verdad no murió? Si no murió, ¿como pudo sobrevivir a los monstruos que han arrasado con el resto de su familia? Y sobre todo, ¿por qué parece acosar a su sobrina, con quien antes fue tan buena? A esto se suma la aparente contraposición de los elementos que la rodean: aparece bañada en luz y con un crucifijo, que deberían de ser elementos positivos, pero ella misma luce espectral y las telarañas y el polvo que la rodean parecen aludir a algo en decaimiento. En resumen es algo que no debería de ocurrir, pero que ocurre y que nos causa miedo porque no sabemos qué es lo que quiere.
El resto de la película sigue más o menos las convenciones del cine de género: poco a poco nuestra heroína se rodea de aliados, la identidad y motivaciones de la tía son revelados y todo culmina con una lucha arquetípica entre el bien y el mal (salvo por el detalle de que el acostumbrado héroe caballeresco que rescata a la doncella en peligro aquí es superado por una anciana sorprendentemente poderosa). Y sin embargo, la imagen de la muerta ambigua permanece en nuestra mente por un largo tiempo...
Obviamente he generalizado como reaccionarían distintas personas a esta película; como he señalado al principio, "El vampiro"se mantiene como película "de culto" tanto dentro como fuera de su país de origen, y es indudable que muchos la disfrutan de cabo a rabo. Con todo, sigo pensando que nuestras obras de miedo más logradas comparten la curiosidad de presentarnos monstruos más ambiguos que, por ejemplo, los que pueblan el imaginario estadounidense (los cuales son principalmente invasores hostiles; no en balde el monstruo estadounidense por excelencia es el alienígena), acaso como un reflejo de nuestras propias actitudes ante la muerte y la violencia. Sabemos que el ser humano es capaz de mayores atrocidades que las que se podrían atribuir a cualquier ser de ultratumba. Como los orientales, en cambio, sabemos que el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos no es preciso, y que sus fronteras pueden confundirse con facilidad...

27.8.07

Otra página de diario

(Tampoco recuerdo la fecha)


"Sí," le dije a G tras una taza de café irlandés, "la situación de R me parece clara. Ella se casó creyendo que era por amor y segura de que convencería al señor A de tener hijos. Tuvieron una hija, la niña S, que a sus seis años de edad es una princesita mimada. Y eso no es nada bueno. La niña le teme a los animales y quere ser modelo cuando crezca, amén de que es regordeta y caprichosa. No sabrá jamás integrarse a la naturaleza, y por lo tanto crecerá como histérica o como cobarde."
"Olvidas que el señor A es versado en la sabiduría musulmana. Y es sabido como tratan a sus mujeres aquellos que confundenel Corán con la ley civil..."
"De acuerdo, pero no me imagino a R obligada a usar burka. En realidad, siento que esa desición no le correspondería a ninguno de los dos, sino a la familia de él. Piensa que para esa familia que cree ser de alcurnia la llegada de una nuera joven, bonita e ingenua debe haberles caído como una bendición de lo más cómoda. Ahora tienen dos lindas muñequitas de porcelana que además saben recitar poemas y bailar pintorescamente."
"R quería ser bailarina, según creo recordar, pero mamá se lo prohibió, pues decía que el mundo del espectáculo es cosa de putas. Me pregunto si se habrá arrepentido cuando vió esa película sobre el niño bailarín."
"Es cierto, esa película R se la regaló el día de las madres. Incluso juraría haberla visto sonreir cuando su madre lloró en lo que corrían los créditos."
"Pues vaya venganza estúpida," decidió G mientras encendía el cuarto cigarrillo. "Ahora no tiene a donde escapar y pronto olvidará que las cosas no fueron siempre así," sestenció mientras su rostro desaparecía tras una nube cenicienta.

Eran tantos recuerdos que resultaba imposible detener uno (el que fuera, eso es lo de menos) para examinarlo cuidadosamente.para probarlo y masticarlo, para olerlo y acariciarlo y reestructurarlo, volverlo más literario. Había, eso sí, fogonazos llenos de imágenes exuberantes o que aludían a la sensualidad, pero ninguno de manera satisfactoriamente taxonómica; cada uno duraba un segundo a lo sumo y luego se desvanecía, como gotas en el mar. "Es más fácil encontrar rosas en el mar," reza el estribillo de una canción que uno de mis amigos reconocería sin dificultad. Pero entretanto el torrente de recuerdos y visiones continuaba.

Una página de mi diario

(He olvidado a qué fecha corresponde, pero tengo la idea de que no importa demasiado)
Me duele la cabeza y me queda poco tiempo para escribir.
Acabo de leer que la poesía no surge del vocabulario cuidadosamente ornamentado ni de la alusión a lo indescriptible, sino de la descripción precisa de un hecho y emoción. ¿Pero cómo, exactamente, es que ha de lograrse éste efecto? ¿Enumerando todo lo que automáticamente asocio con tal hecho y emoción? ¿Buscando las palabras que más cercanamente evoquen la experiencia? Porque ni lo uno ni lo otro me parecen métodos del todo fidedignos. El primero es tan personal que puede volverse incomprensible. El segundo también, pues me consta que las palabras más precisas en realidad lo son para el que las usa, pero el que las oye las relaciona con otras experiencias propias.

Caso específico: el dolor de cabeza que tengo está concentrado en la sien derecha. Me hace pensar en un ojo hinchado y sanguiñoliento, en un cerebro resquebrajado palpitando como corazón en alarma y en la migraña que vuelve insoportable hasta el más escuálido rayo de luz.
Con todo eso describo algo cercano a lo que siento pero, ¿qué sentirá un lector cualquiera al leer tales palabras? ¿Simpatizará con mi malestar al punto de sentir un pequeño eco de éste en su propia sien? ¿Seguirá sin comprender porque le falta empatía? O tal vez ninguna de esas dos opciones sino una tercera que es imprevista y de hecho imposible de calcular porque se forma en el momento mismo de la lectura.

Y si ese hipotético lector (¿lectora?) a su vez intentara compartir conmigo lo que sintió al leer, en realidad me brindaría una descripción aproximada de su propia sensación, y así armamos un círculo vicioso.

Entonces resulta que es verdad: el instante mismo de la contemplación del arte es un momento mágico y perecedero en el cual se ejecuta ese pacto entre el creador y su público, que es la única y verdadera religión de todo artista genuino.

¿Adolescencia? (ideas sobre un tema)

El diccionario de la RAE define "Adolescencia" como "Edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo" (¿de qué organismo?).
En México normalmente se entiende que esta etapa comprende desde los 13 hasta los 18 años, supongo que por mayoría de edad legal. En otros países puede abarcar muchos más o muchos menos años: en Estados Unidos de Norteamérica va de los 13 a los 19 (por "teen-ager", alguien cuyo númerode edad acaba en "-teen"; así, de thirteen, 13 a nineteen, 19), en Holanda concluye a los 16, cuando ya se tiene mayoría de edad.
*
Dos personas que considero sumamente interesantes me sugirieron hace poco dos ideas a este respecto (en honor a la verdad no me las sugirieron, me las espetaron como leyes). Una maestra de letras me dijo que la adolescencia no siempre existió. Una arqueóloga, que la adolescencia es una invención del Occidente (más concretamente de Europa).

Creo saber a qué se refería cada una. En siglos anteriores al XX el promedio de vida era mucho más bajo que ahora y la transición de la infancia a la madurez era mucho más inmediata. Los heroes de las novelas de caballería rara vez pasan de los 15 años (y las heroínas eran aún más jóvenes). En cuanto al Occidente, probablemente mi amiga aludía a ciertas tribus de Asia, Oceanía y, claro, América, en la que desde que uno alcanzaba una edad apropiada para tabajar y realizaba los ritos necesarios alcanzaba el estatuto de adulto.
*
En Huckleberry Finn, de Mark Twain, hay una escena en la que el joven protagonista se arma de un rifle y pasa una noche completa vigilando a su abusivo padre, que está inconsciente. Huck sabe que si su padre despierta tendrá que matarlo. Tal noche es en cierto modo su prueba iniciática, y a partir de aquí tendrá que valerse por sí mismo, lo que implicaría que ha conseguido pasar de niño a adulto. Pero el hecho es que en el resto de la novela se nos muestra más bien como un adolescente: es racional, emocionalmente maduro y capaz de tomar sus propias decisiones, pero aún mantiene una notable ingenuidad y ha suspendido su educación formal.
*
Cuando no se nos permite vivir una etapa en su plenitud, corremos el riesgo de quedarnos siempre en un punto intermedio.

Hay gente que a los 12 años está lista para lidiar con relaciones sexuales. Hay gente que ni a los 40 está lista.

También hay excepciones a esas dos ideas. Sin embargo, pienso en niños africanos arrancados de sus hogares y convertidos en asesinos a los 9 años, pienso en viejos campesinos que en su vida pudieron cuestionar el modo en que vivieron y me pregunto si al pasar inmediatamente de la inocencia al trabajo no habrán perdido incluso algo de su alma...

...por otro lado pienos en "niños bien" que a los 25 no saben trabajar y a duras penas saben estudiar (concretamente en los "college", distintos de las "University", en donde básicamente se mantiene al alumno entretenido más que instuido), que parecen tener un vocabulario igual o hasta más limitado que el de ciertos campesinos y que parecen vivir en y por el plástico. En VISA, Bershka, Mustang, Starbucks, Diner's club, Florsheim, chocolate Godiva, V. I. P...
*

Recuerdo haber leído que un perro doméstico, tal y como los humanos lo hemos creado, es como un punto intermedio entre un lobezno y un lobo adulto, por no perder jamás el comportamiento lúdico, ni estar acostumbrado a cazar para sobrevivir.

Entre la semilla y el árbol hay un estado similar al arbusto, de tronco frágil y hojas tímidas.

No puedo asegurarlo de manera irrefutable, pero siento que existe una etapa entre la inocencia y la independencia por la que todos los seres vivos atravesamos, cuya duración extacta nadie conoce y cuya extensión o supresión llega a malformar no ya el desarrollo del individuo, sino el de una especie.

12.5.07

La memoria del rostro (cuento)

Cuando Hugo vio la cara pálida y atemorizada en medio de la multitud pensó que era la misma chica que había visto en la calle haría una semana. “Pero no puede ser,” se dijo. Esa otra chica había quedado aplastada bajo las ruedas de un camión. Sin embargo, el parecido era notable. Los labios en óvalo, la rizada cabellera rubia, los ojos verdes, la piel dorada: todo era idéntico a la muchacha que vio caminar con paso incierto a su lado y que de pronto se lanzó al tráfico. La muchacha con mirada de perseguida y que no podría haber tenido más de quince años. Tal vez era sólo una coincidencia. “O tal vez no,” pensó Hugo por alguna razón. El ronco grito de la sirena lo sacó de sus cavilaciones. Bajó a empujones, se apresuró a llegar a la oficina, maldijo a la computadora que no quería cooperar y se olvidó temporalmente de la muchacha.
Al día siguiente la vio pasar a su lado en plena hora pico.

Aunque sus miradas se cruzaron por apenas un segundo, no cabía duda que era la misma, excepto que ahora tenía los ojos amoratados. Y sus labios parecían temblar con algo de angustia y desconcierto.
Durante la cena de negocios Hugo no pudo concentrarse en las preguntas de los clientes potenciales de su compañía. Los párpados inflamados de la joven llenaban sus pensamientos. Podría ser que el rostro de la suicida se estuviera confundiendo en su memoria hasta ser idéntico al de la otra. O tal vez se trataba de hermanas gemelas. Tal vez era otra cosa, tal vez… pero si seguía así, perdería por completo el contrato. Trató de olvidar a la joven (o a las jóvenes) con una cerveza de más. Cuando la cena hubo terminado, Hugo repitió el proceso un par de veces. Algo había en esa mirada que se rehusaba a resbalar de su memoria. Hugo taró tiempo en darse cuenta de que era ya el único cliente en el restaurante-bar. No sin bastante esfuerzo, fue capaz de pagar la cuenta, llegar a su departamento ya a oscuras y hasta hacerle intentar hacerle el amor a su esposa medio dormida. Pero sentía que una cara maltratada lo acechaba entre las sombras de su habitación.

El viernes, Hugo y su familia tuvieron una fiesta / reunión. Él intentó distraerse con los bocadillos insípidos de su mujer o de interesarse en las conversaciones de cualquier invitado. Cada vez que le preguntaron por sus ojeras dijo que no era nada, que el trabajo lo tenía sin dormir. El fin de semana se quedó en casa y su estado de ánimo mejoró un poco.

El lunes se despertó aprehensivo. Consideró fingirse enfermo. Luego se dijo a sí mismo que estaba actuando como un niño. Su recorrido en metro trascurrió sin más problemas que los de costumbre. Codazos, empujones, asfixia temporal, olores desagradables, un manoseo descarado… Ya en el exterior y a dos calles de su oficina tuvo que esperar a que pasara una manifestación. Cuando la chica apareció entre los manifestantes, Hugo casi se sintió aliviado.
Por el movimiento de los cuerpos a su alrededor era imposible distinguir la ropa que llevaba puesta; siempre era sólo su rostro en la multitud. El resto que ahora tenía la parte derecha sumamente hinchada, los ojos inyectados en sangre y que le sonreía estúpidamente a la nada.
Pocas personas en el trabajo notaron la excesiva palidez de Hugo.

Mientras daba cuenta de su acostumbrado sándwich y café de las cuatro, decidió que la próxima vez que joven apareciera, la confrontaría. Tal vez ella no lo estaría siguiendo ni tuviera la intención de atormentarlo. Tal vez se trataba tan solo de una pobre niña que sufría por no poder aceptar la muerte de su hermana gemela. Tal vez sufría tanto que lastimaba su propio rostro.

Hugo durmió en paz, despertó tranquilo, se despidió de su esposa e hijos con algo más que la cortesía de costumbre y encaró el trayecto de ida al trabajo con ánimo. Sorteó al gentío de costumbre para subir al metro. No veía la hora de encontrarse con la mujer, o mejor dicho con el rostro que parecía determinado a encontrarse con él. Esta vez conseguiría hacerla hablar. Tal vez hasta conseguiría volverse su confidente. Pero cuando la chica apareció entre estaciones, Hugo perdió todo su ímpetu de hablar con ella. La mejilla izquierda de la chica colgaba desgarrada por completo, mostrando hileras de dientes destrozados.

Hugo escapó de la visión tan rápido como pudo, ignorando las groserías y protestas del resto de la gente en la estación. No dejó de correr hasta encontrarse al aire libre.

Se sentó en una banca y hundió la cara entre las manos.

Cuando terminó de llorar miró a su alrededor; se encontraba en un parque. Nunca había adquirido la costumbre de pasear por la ciudad, así que no tenía idea de qué parque podría ser. Todo se encontraba extrañamente en calma, ni siquiera se escuchaba el insistente pitido de algún pájaro ni el claxon de algún conductor apurado. Consultó su reloj de muñeca y supo que faltaban solo quince minutos para las nueve de la mañana. Como no encontrara un taxi, la única forma de llegar a tiempo al trabajo sería en metro. Y el recuerdo de una cara descompuesta dejaba en claro que esa no era una opción.

Se encaminó al cruce de caminos sin dejar de sentirse un poco miserable. Alzó la vista para estudiar el tráfico y descubrió a la muchacha a lo lejos. La mitad de su cara era una sanguiñolienta masa de huesos rotos y un ojo reventado. Su cabellera ondeaba con el viento, dejando caer pedazos de cerebro en la acera. La chica fijó la mirada en Hugo y le sonrió con lo que quedaba de su boca. Le hizo señas insistentes de que se acercara.

Hugo tardó varios segundos en reaccionar, hipnotizado por el ser imposible que lo llamaba. De pronto corrió con todas sus fuerzas en la dirección opuesta. De alguna forma no escuchaba ni pensaba nada, y sin embargo percibía nítidamente varias cosas a lo largo de su recorrido: el aroma dulzón de un puesto de nueces confitadas, la blandura del pie enfundado en una bota que pisó, el vidrio de un aparador contra el que estuvo a punto de chocar en su carrera, el rostro sorprendido de una mujer que se cruzó en su camino, la enormidad del trailer que acabó con él.
(***)
Cuando Silvia vio esa cara enrojecida y perturbada en medio de la multitud, pensó que le resultaba vagamente familiar. “Claro,” pensó después. Era idéntica a la cara del hombre que había pasado corriendo a su lado hace una semana y que de pronto se había lanzado contra el tráfico.

Ejercicio sin letra "e"

LAS BRUJAS PUTONAS

Las suyas son glorias ya pasadas.
Gastado su mágico don, practican ahora un oficio tan primitivo como injurioso a ratos. “Las brujas putonas,” las llaman hasta a su cara.
Su inmortal nubilidad (único glamour aún sin huir) cautiva a sus masculinas “conquistas”.
Poca paga y mucha pugna conforman sus últimos días.
Cuando arriban las sombras nocturnas, las brujas suspiran juntas, implorando la divina paz.
Una paz tan huidiza como toda ilusión.

Poemínimos (¿Haikai?)


I

Ante el cadáver
las moscas se alegran,
bailan en nubes

II ACAPULCO AL AMANECER

Prisma de agua.
Ola de mar convulsa.
Caos hermoso.

III

Fumó.
Tosió.
Se marchitó.

IV MIGRAÑA

Tiembla la sien.
La luz ya es un monstruo.
Los sueños mueren.


V NOCHE CALUROSA

La brisa muere.
El sudor te permea.
Odias la vida.

5.5.07

¿Velocidad o prisa?

Recientemente quise revisar un cuento que había escrito hará cosa de un año y que había dejado descansar para poder corregirlo "en frío"; tras de revisar todos mis documentos (y algunos eran tan viejos que juraría que son de otra vida) electrónicos, en papel y como fuera, descubrí que la única copia que tengo de ese cuento está en un diskette de esos de 3 1/2, y en un formato de Word que ya no existe. Por descontado, resulta que tengo dos computadoras en casa y ninguna de las dos acepta diskettes. Total, resulta que para recuperar el cuento tengo que buscar alguna computadora "de las viejas", porque ya nadie almacena sus archivos de esta manera.
Pero al mismo tiempo me fuí dando cuenta de que tengo varias cosas que aún siguen funcionando, excepto que ya nadie los usa: tengo una enorme colección de videocassettes en VHS, pero ¿quien compra todavía videocaseteras? (la mía está ya tan dañada que tiende a destruir los cassettes más viejos, o sea, los que tengan más de 10 años de antigüedad). Tengo una cámara de rollo (resulta que ahora se les dice "análoga") y cuando la uso mis amigos me preguntan que porqué no compro una digital, que porque así es más rápido y con la que tengo no puedo ver la foto al momento... ya dejé de contestarles que es porque algunos rollos captan mejor ciertos colores, e inclusive se pueden tomar fotos muy nítidas en blanco y negro ("¿y para qué quieres fotos en blanco y negro?" me suelen decir). Tengo toda una colección de CD's y de ("¡horror,!" dice mi hermana) cassettes... los más benévolos me dicen que para cuando me compro un iPod, los menos simplemente me cantan: "Y dime abuelito, por qué / por qué eres viejito, dime (...)". Manejo un auto del '96 que según yo funciona bien, pero parece ser que ya es obsoleto (mi abuela super-conservadora maneja uno del 2003...). En cuanto a la ropa el problema no es tan grave, resulta que me ponga lo que me ponga siempre puedo decir que soy de estilo "retro".
Un día incluso encontré unos videojuegos de Super Nintendo (¿alguien se acuerda de eso?) que, efectivamente, me trajeron algo de nostalgia "por tiempos pasados"... luego me di cuenta de que esos "tiempos pasados" son de hará unos 8 años y entonces pasé a una mezcla algo rara de depresión con perplejidad. No quiero ni imaginarme la que me espera dentro de 30 años. Si es que para entonces no se considera insano vivir más allá de los 40, claro.
Lo pavoroso es que al ritmo al que vamos pronto toda mi biblioteca también va a ser obsoleta por el simple hecho de que son libros impresos. Me dicen (y esto me lo dicen algunos amigos de cuarenta y tantos años de edad) que el futuro será el libro electrónico.
Claro, esto no necesariamente será así: como sea siguen existiendo periódicos impresos, y las noticias por internet tampoco sustituyeron a la televisión. El "cine en casa" no ha destrozado del todo a los cinematógrafos... aunque hay que decir que las cadenas cinematográficas más "modernas" (¿todavía se puede decir "moderno" o ya es un término obsoleto?) y el hecho de que crezcan como esporas nos tienen aterrorizados a los que todavía preferimos algunos pequeños cinematógrafos, de esos más amplios, usualmente ubicados en edificios más viejos (a veces hasta con decorados de verdad), que venden palomitas de verdad (como quiera hay bastante diferencia de sabor entre las palomitas de grano y las de microondas, ya no digamos entre la mantequilla y la margarina...) y cuya cartelera no sólo incluye las películas más recientes (y en el 97 % de los casos de producción hollywoodense), sino de varios años y países. Y conste que ni siquiera me refiero a los cines "de arte", que también tienen su encanto.
Con todo esto no quiero decir que las objetos nuevos tengan nada de malo por sí solos. Al contrario, a menudo traen bastante comodidad --por ejemplo, los DVD con escenas borradas o que hasta permiten ver la película de manera más o menos interactiva (un pequeño videojuego, pues) me parecen un gran acierto. Lo que me pregunto es de donde surge la idea de que siempre hay que tener lo más nuevo y que desechar todo lo anterior. Poco a poco llegaríamos a un lema que ví en un libro de economía: "Si no está roto, rómpalo". La velocidad de la vida, dicen. O la velocidad del consumismo, digo yo.
En fin, en cosa de unos cuantos minutos tendré que ponerme a buscar una computadora que todavía me permita rescatar ese cuento. O tal vez podría reescribirlo en mi propia computadora o en mi máquina de escribir (Sí, tengo una máquina de escribir portátil; y sí, mi prima de 11 años me preguntó una vez que qué era cosa de metal que tengo en mi escritorio) o a mano, por puro gusto de fregar...

28.4.07

Una rápida reflexión

En los últimos meses ha habido un enorme debate acerca del tema del aborto, y muy recientemente se le legalizó por fin. Con todo, los grupos opositores siguen oponiéndose y ahora exhortan a los médicos a que se rehúsen a realizar esta práctica.
Independientemente de si usted, lector, lectora o cualquier combinación que se pueda hacer (¿por qué no?) aprueba o no de esta práctica, le pido considerar dos puntos:
  • Tanto grupos opositores como a favor preguntan: "¿Está usted a favor o en contra del aborto?" En mi opinión la pregunta está mal planteada: nadie está a favor del aborto tal cual (ni aunque se finja nihilista, admitámoslo) y de todos modos la pregunta correcta era: "¿está a favor o en contra de que se legalize el aborto?" Sucede que hay circunstancias médicas en las que simple y sencillamente es obligatorio terminar un embarazo (por ejemplo, cuando hay un alto riesgo de que la madre muera por malformaciones en el cigoto y casos por el estilo) y la idea era simplemente regular esta práctica a fin de evitar debates más encaminados a la moral que a la ética, que es exactamente lo que acabó pasando.
  • En México existen miles de clínicas abortivas ilegales. Si no lo cree así, pregunte discretamente entre todos sus conocidos qué casos conocen (o se saben de oídas) acerca de alguna muchacha (casi siempre son muchachas) que haya abortado en secreto. Estas clínicas obviamente funcionan fuera de la ley, de modo que dificilmente observan las medidas sanitarias reglamentarias. El resultado es que a menudo las pacientes que acuden corren un riesgo de infección altísimo, y eso sin contar la enorme carga psicológica que supone tener que hacer estas cosas clandestinamente. Los grupos anti-abortistas (casualemente de clara tendencia "católica") suelen apoyarse en el argumento de que el aborto es homicidio porque como quiera estás matando a un ser vivo. Muy bien, pero entonces tendría más sentido pedir que se acabaran las clínicas ilegales, porque ahí muere el doble se seres vivos (tanto la madre como el producto), lo que tendría que ser aún más criminal.

Por lo tanto: ¿a quien creen que beneficia realmente la idea de no legalizar el aborto? (saque sus propias conclusiones).

En cuanto a mi propia postura de si está bien o mal que una mujer decida abortar, francamente creo que es algo que debe decidirse caso por caso: es muy fácil decir que siempre es criminal o que siempre es admirable. A final de cuentas es decisión de la persona que lleva ese producto en su cuerpo (si acaso pueden admitirse consejos de la gente a su alrededor, y eso también varía mucho de caso en caso) y ella es la única que puede decidir si es correcto o no.

Sin embargo, dejo otra "breve" reflexión: si es cierto que una célula humana ya trae todo el código de una persona y por lo tanto es crimen eliminarla:

  • Uno, cada vez que perdemos una célula estaríamos cometiendo asesinato. Pero cada día perdemos miles y miles de células con el puro hecho de frotar nuestra piel, que siempre se renueva.
  • Dos, cada espermatozoide está vivo y tiene su propio código, pero sólo uno (en casos muy raros, hasta seis) en cada eyaculación podrá vivir para fertilizar. ¿La acción humanitaria correcta sería recoger todos los demás espermatozoides en una cubeta y buscarle a cada uno un óvulo que fertilizar? ¿O tenerlos de mascotas mientras vivan?

En fin, me limito a pedirle a todo aquel que me lea que recuerde siempre considerar otros puntos de vista. Total, no cuesta mas que unos minutos y a la larga, cae mejor...

Crescendo (cuento)

Ella era una extraordinaria soprano, y se le alababa tanto la voz angelical como la piel tan pálida y lisa que semejaba vidrio pulido; él era un crítico de música que se distinguía por un oído tan fino, que se decía contaba con un tímpano de cristal. En el concierto ella entonó una excelsa aria que comenzó lenta y sutil como la caricia de un amante en seda, continuó alzándose en tono y potencia cual bola de nieve rodando cuesta abajo, y culminó con un estallido sonoro que elevó su voz hasta inundar el teatro y resonar en el tuétano de cada espectador. Mientras, él apuntaba en su libreta que aquello no podía ser producido por la voz de una mortal, era más bien el tañido de una campana celeste. Ese clímax melódico y esa crítica apasionada fueron los últimos actos de sus respectivas carreras, pues en ese instante la voz de ángel alcanzó una nota altísima, tan alta que todos los vidrios a la redonda explotaron, de modo que él quedó sordo y ella se hizo añicos.

20.1.07

Reflexiones (frases sueltas o los frutos del insomnio)

  • Me plantaré frente a Dios y le propondré una paradoja: "'¡Sálvame de tu voluntad, Señor!"

  • Lo opuesto del amor no es tanto el odio sino la indiferencia.

  • ...y eso que la clepsidra sigue marcando el tiempo después de tu última hora.

  • Hay que ver lo irreal que es la realidad.

  • ¿Cual será el punto de contacto entre la depresión más ligera y el aburrimiento más profundo?

  • Algunas realidades se crean enteramente a partir de lo literario; como prueba está la Biblia.

  • Lo único constante en la naturaleza son la belleza y la crueldad; pero el ser humano tiende a carecer de la primera.

  • La guerra es inherente a la historia de la humanidad, pero eso es porque el ser humano se resiste a madurar.

  • Dedicaré un tiempo a documentar el llanto de una hormiga obrera.

  • Dedicar toda una vida al estudio, nada más que al estudio y exclusivamente al estudio es a fin de cuentas una forma elegante de perder el tiempo.

  • Caso raro: una sonrisa tranquila en medio de una multitud apresurada.

  • ¿Casas embrujadas? Si son los hombres los que están embrujados; a las casas no podría importarles menos.

  • De poder, les hubiese dicho a los escritores Realistas y Naturalistas: ¿y si en vez de escribir literatura orgánica procediésemos a crear literatura orgásmica?

  • "Todo" es un concepto demasiado restrictivo, por muy paradójico que esto suene.

  • Lo mas patético de ser patético es ni siquiera percatarte de que eres patético (lo cual es patético).

  • El odio al "otro", a todo lo que es distinto, no es mas que otra forma de enmascarar nuestro miedo a aceptar lo que en realidad somos.

  • ¿Mi mujer ideal? Exaltante, exaltadora y exaltada.

  • En primer lugar nada comienza nunca y a final de cuentas nada termina jamás.

  • No hay seres que jamás deban de ser despertados, sino seres que sólo despiertan cuando es el momento de un gran cambio.

  • ¿Y si mi alma decidiese intercambiar de cuerpo con otra?

  • ¿Es la muerte el hermano gemelo del sueño o es el amor?

  • Lo triste de la filosofía empírica es que se olvida de presuponer lo inasible, lo impensable, lo maravilloso.

  • En cuanto que ecléctico, no deseo sino atisbar el universo.

18.1.07

Rarezas literarias (o mis libros de cabecera)

En otra ocasión deberé hacer un examen más a fondo de cada título, pero por ahora he aquí una lista de libros poco comunes (y algunos no muy fáciles de encontrar, me temo) cuya lectura recomiendo:

AUTORES MEXICANOS:
  • Los sueños de la bella durmiente. Emiliano González
  • Bestiario doméstico. Brianda Domecq
  • Las posibilidades del odio. Maria Luisa Puga
  • Obsesiones, mecánica de sueños. José Javier Reyes
  • Acapulco en el sueño. Francisco Tario
  • El ángel de Nicolás. Verónica Murguía
  • Los días enmascarados. Carlos Fuentes
  • El libro vacío. Josefina Vicens
  • Confabulario. Juan José Arreola
AUTORES DE CUALQUIER OTRO PAÍS:
  • De qué hablamos cuando hablamos de amor. Raymond Carver (Estados Unidos)
  • El corazón es un cazador solitario. Carson McCullers (Estados Unidos)
  • El libro de los gorriones. Gustavo Adolfo Bécquer (España)
  • Novelas de Petersburgo. Nicolai Gogol (Ucrania)
  • El libro de arena. Jorge Luis Borges (Argentina)
  • Las formas del fuego. José Antonio Ramos Sucre (Venezuela)
  • Quizás; un relato. Lilian Hellman (Estados Unidos)
  • El pez anaranjado. Carol Shields (Canadá)
  • Historias de Cronopios y de Famas. Julio Cortázar (Argentina)

COMICS (O qué, ¿pensaban que no son literatura?)

  • Sandman. Neil Gaiman
  • WE3. Grant Morrison
  • Battle Royale. Koushun Takahami
  • Fábulas Pánicas. Alejandro Jodorowski
  • The little red tree. Shaun Huston
  • Buba Comix. José Quintero
  • V for vendetta. Alan Moore

Si nunca han escuchado de estos libros (o sólo de algunos), les invito a buscarlos y disfrutarlos. Ya después analizaré algunos de ellos mas a fondo, si es que puedo vencer mi condición existencial de flojo.

Unos cuantos textos de mi autoría

LIMPIEZA
La nueva señora de la casa decidió hacer el aseo con suma diligencia. Sería la última vez que limpiara. Cuando hubo terminado, se quitó el viejo uniforme de sirvienta, se puso su nuevo vestido de seda y admiró su trabajo, satisfecha. Toda la casa relucía un inmaculado blanco, de techo a piso. Ya no quedaba una sola gota de la sangre de la antigua señora.
PASEO POR LAS JAULAS
En punto más profundo de este reino que todos hemos visitado, vislumbro por fín la puerta del gran bestiario. Como todo palacio del reino, su apariencia muda constantemente. Es a veces un zoológico de jaulas dispares, otras un acuario de dimensiones monstruosas y en contadas ocasiones una galería de ventanas a paisajes imposibles. Aunque ya he visitado antes el bestiario, el ser que cuida la entrada no me juzga aún digno de firgurar en el libro de huéspedes distinguidos donde se encuentran nombres como Julio, Emiliano o Jorge Luis. El número de bestias exhibidas se antoja infinito, aunque el guardia me asegura que es una cifra conocida por Dios (lo cual viene a ser lo mismo). He perdido ya la cuenta del número de pasillos por los que he deambulado una y otra vez, y aunque la forma exacta de sus ocupantes tiende a disolverse en mis recuerdos, ciertas impresiones no me abandonan jamás. Ahora mismo observo a una mujer con falda de seda transparente y cabeza de tigre que intenta seducirme exhibiendo descaradamente sus voluptuosos senos mientras se relame las fauces; un tiburón de rostro demasiado familiar cuyos ojos, horriblemente inteligentes, parecen llenar el todo; aquella lagartija de cabeza piramidal y piel dorada que rehuye pudorosamente mi escrutinio de su cola cuadrangular enterrándose con poco éxito en la arena grisácea; aquel molusco de fuego que traza piruetas en el aire y reacomoda constantemente sus extremidades sin que parezca quedar nunca satisfecho. Y aquí, por fin, el mayor horror de todos: una colección de pájaros y peces comunes y corrientes que cuelgan juntos de una misma rama de coral con hojas de sauce.
YO
Te seguiré hasta los confines del mundo. Te daré algo que temer. Te perseguiré, te acosaré, destruiré todo aquello que crees que te importa. Haré que te malinterpreten, que te teman, que te odien, te traicionen, te olviden, te abandonen. Por mí lo perderás todo y luego sufrirás, implorarás clemencia y finalmente desesperarás. Mas no cesaré hasta que consigas hallar a tu verdadero yo. Hasta que puedas admitir lo que en verdad eres y consigas sacarme de tu interior.
(SIN TÍTULO)
Escuchó al pasar:
- Tengo hambre
- Pues come.
- No tengo hambre de comida, sino de venganza.
- Pues véngate.
- Es que mi venganza no es contra una persona, sino contra el tiempo.
Y el tiempo terminó de pasar.