17.11.09

Cortometrajes (primera versión)


De los siete cortometrajes que en conjunto arman el filme antológico "Espectro" se ha hablado mucho en críticas especializadas, aunque con el pasar del tiempo su visionado ha sido cada vez más deficiente. A menudo se les exhibe en desorden o inclusive uno o dos de ellos separados, a veces con títulos impuestos y otras en malas reediciones. Sobra decir que tales actos contradicen el espíritu del programa original.
En su orden correcto, se trata de siete cortometrajes mudos en cada uno de los cuales predomina un color. Así, comenzamos con el rojo, que es una obra llena de pasión, furia y arrebato y que por lo mismo tiende a excitar los temperamentos menos mesurados. El naranja tiene una estética absolutamente plástica que suele hacer las delicias de los cinéfagos menos refinados; se trata de un canto al lujo y la frivolidad elevados hasta verdaderas leyes de vida. El amarillo produce tal terror y repugnancia que no pocos espectadores han preferido librarse de sus ojos o su alma con tal de escapar a los últimos fotogramas del corto. Es preciso señalar que tanto el corto naranja como el amarillo son los que más han sido exhibidos de manera independiente, el segundo a veces bajo el título "Profundo". El verde, por su parte, tiende a despertar en los espectadores una profunda envidia por la orgullosa geometría del mundo vegetal. El azul es una obra melancólica de ritmo onduleante y que relaja sobremanera. El índigo, a veces fácil de ignorar, posee de cualquier modo un porte elegante y solemne que armoniza perfectamente con la sutileza de sus misteriosas intenciones. Pero el verdadero plato fuerte del programa es el violeta; se trata de una plasmación audiovisual del placer y la paz en sus más altos puntos. Los espectadores se sienten hermanados y no es raro que se organicen placenteras orgías mientras corren los créditos finales.
Corre el rumor de que existen aún otros dos cortometrajes que forzosamente deben ser proyectados de manera simultánea y en pantallas paralelas. Se trata del negro y del blanco, cuyas tramas gemelas desvelan los intricados enlaces de Eros y Tánatos como estos conforman la esencia de la vida. Mas su visionado es tan raro como los genuinos cinéfilos.

3.11.09


- ¿Me amas? preguntó ella.
- Por supuesto, dijo él.
Caminaron un rato en silencio y ella dijo:
- Pero, ¿de veras me amas?
- Sí.
Tras pensarlo un poco, dijo:
- Pero, ¿de veras, de veras me amas?
- No.
Y ella no preguntó más.

27.10.09

Bodas de oro

Antes, nos íbamos a Grecia por fin de semana; ahora, la rutina se nos trastoca si la telenovela comienza dos minutos antes de lo debido.

7.9.09

Diario de lectura: Cuentos mexicanos (III)

  • - La desaparición de Hollywood. René Avilés Fabila. Colección de cuentos y microcuentos de imaginación dividida en cinco secciones (simplemente numeradas); ninguna sección trata un tema específico, aunque en algunas predominan ciertos temas: en la primera, monstruos; en la segunda, animales fantásticos; en la tercera, religión; en la cuarta, ciencia ficción y política; la quinta combina estos y muchos otros temas. La literatura de Avilés Favila es irreverente y muy experimental, pero con una preocupación sumamente real como fondo. Una literatura decididamente emparentada con autores como Juan José Arreola, Julio Cortázar y Augusto Monterroso, y que a su vez ha tenido mucha influencia en las siguentes generaciones de autores.

    - La muerte tiene permiso. Edmundo Valadés. Dieciocho cuentos breves conforman el primer libro de cuentos de Valadés, a quien tanto deben la cuentística y las antologías mexicanas del siglo XX. Estos cuentos tienen algo de realismo, salvo los textos "Un hombre camina" (que tiene más de poema en prosa) y "En cualquier ciudad del mundo" (que es un cuento apocalíptico), y en ellos se demuestran las raíces periodísticas de su autor. Pero estos cuentos no son meros apuntes costumbristas: en lugar de sólo reproducir la realidad inmediata, la critican, son cuentos reaccionarios contra un mundo gris e insensible. A los horrores de la guerra y el abuso Valadés responde con la ternura y la sinceridad de sus personajes, cuya ingenuidad se ve templada por la ironía de sus historias.

    - La última guerra. Amado Nervo. Ocho cuentos, tres poemas y una colección de microcuentos de Nervo, todos ellos de ciencia ficción, seleccionados por H. Pascal. Entre ellos está el cuento que da título a la colección y que trata el tema de la rebelión animal mucho antes que Orwell y Machen se lo apropiaran. Esta colección definitivamente nos muestra una faceta poco conocida de Nervo, autor que en general es considerado un poeta ultrasentimental. Aparte de alguno que otro modismo demasiado característico de la sociedad decimonónica, se trata de obras bellas e imaginativas que ahora deben ser recuperadas y estudiadas con nuevos ojos.

    - Gozoología mayor. Arturo Arredondo. Doce cuentos eróticos y que conforman la opera prima de Arturo Arredondo (sin parentesco con Inés Arredondo, por lo menos hasta donde tengo noticia), que resulta ser un maravilloso cuentista. Todos los cuentos tienen, por supuesto, encuentros sexuales o bien una carga sexual en el desarrollo de sus tramas; por supuesto, abarcan muchas gamas de posibilidades sexuales (aunque principalmente se inclinan hacia la bisexualidad); por supuesto, todos incluyen cuanto menos una imagen animal en su desarrollo, siempre en plan simbólico; y varios juegan también con géneros establecidos: algo de drama, algo de romance, algo de miedo, algo de crónica y algo de bestiario. El verdadero tema que emerge como hilo narrativo es el de las relaciones humanas (en el caso de dos textos sobre insectos, metafóricamente), que entre más intensas sean mayor fugacidad tendrán. Y entre mas dolorosas, más perdurables.

    - Asfódelos. Bernardo Couto Castillo. "Cuentos de locura y de muerte"... el único libro publicado en vida por Bernardo Couto Castillo es una auténtica "obra maldita", en que el autor presenta su propia interpretación de los modernistas y los poetas malditos (especialmente Baudelaire) en doce cuentos obsesionados con la muerte y sus muchas manifestaciones. El propio Couto Castillo era toda una rareza en su tiempo, un "enfant terrible" que murió a los 21 años de edad (publicó "Asfódelos" a los 18) y cuyos amigos y compañeros escritores apenas pudieron comprender. En fechas muy recientes han sido recopilados los cuentos completos de Couto Castillo --incluyendo, según parece, sus poemas en prosa sobre el tema del Pierrot y la Colombina.

    - Un tipo de cuidado. Francisco Hinojosa. Ocho cuentos con estilo irreverente, inquietante y sumamente perturbador. El eje temático es el absurdo, pero también la crueldad, la injusticia. Los relatos están vagamente conectados entre sí (a veces reaparecen personajes o anécdotas de cuentos anteriores), como están vagamente anclados en el mundo "real"... de creerle a la crítica "este universo no es una fantasía, sino la palmaria revelación de nuestra vida cotidiana: el mundo es una madeja de imbecilidad complicada por un sino, eso sí, sumamente divertido"; algo hay de cierto en eso, pero también algo más. La escritura de Hinojosa tiene algo similar a la de Enrique Serna y Mario Bellatín; más allá de lo grotesco en sus relatos hay un malestar mucho más profundo que el humor esperpético matiza más que enmascara; algo similar a la angustia existencial de fin de siglo...

    - Río subterráneo. Inés Arredondo. Doce cuentos de muy diversos temas y estilos, pero que tienen en común la soledad de sus personajes, seres atrapados en mundos que no comprenden del todo y en donde sólo pueden sobrevivir dejándose llevar por la corriente. Como muchos de los escritores mexicanos frecuentemente ignorados por el canon oficial, Arredondo propone una visión del mundo más poética (y filosófica) que la de la literatura realista.

    - Cuentos macabros. Alejandro Cuevas. Quince cuentos de Alejandro Cuevas, en su momento celebrado autor, dramaturgo, cantautor y poeta que hoy en día ha sido prácticamente olvidado... pero que antologías existentes y por existir pretenden traer de vuelta. Se trata de cuentos inconfundiblemente propios del Romanticismo, de la época porfirista (fueron impresos en 1909), con gran influencia por un lado de Allan Poe y por otro de Zolá. Cuentos melodramáticos y a ratos moralinos, pero también sumamente sensibles y en algunos casos verdaderamente estremecedores. En lo personal hubiese agradecido más fantasía y menos costumbrismo en estos relatos, pero es un reproche menor. Por otra parte, es poco usual encontrar un autor local de esa época que tratase con gran simpatía a la gente de color... hasta donde lo permite el viejo estereotipo de creer que la piel blanca y los cabellos rubios son el mayor ideal estético. Todos estos cuentos se encuentran ilustrados por hermosas (y siniestras) viñetas del propio Cuevas.

    - Tapioca Inn, mansión para fantasmas. Francisco Tario. "Mansión de fantasmas dementes con humor musical" de la que sin embargo dijo González Suárez que "sin dejar de ser original tiene algo de estrafalario y mucho de fallido". Se trata de ocho cuentos fantásticos largos más "Música de cabaret", colección de microcuentos. Aunque efectivamente tiene algo de fallido y no es la mejor obra de Tario sí es por otra parte su obra más ambiciosa. Gira en torno al tema del fantasma, que en el mundo de Tario es algo con muchas dimensiones: más que la vida después de la muerte representa la trascendencia del ser más allá de lo inmediatamente cognoscible.
  • - Garabatos en el agua. Felipe Garrido. Colección de microcuentos del ingenioso Garrido, uno de los mejores exponentes nacionales (e internacionales) de éste género. Hay dos escenarios recurrentes: los diálogos de cantina entre un marinero ilustrado y un profesor enamorado de una sirena y las charlas de sobremesa de una extensa familia, amén de miles de textos perfectamente independientes. Temas recurrentes de la colección incluyen el miedo, las oportunidades perdidas, la maravilla y el asombro.

Diario de lectura: Cuentos mexicanos (II)

  • - Música concreta. Amparo Dávila. Ocho cuentos fantásticos en el estilo característico de Dávila. En rigor son "fantásticos" en el sentido de que presentan personajes sumergidos en situaciones insólitas (y a menudo terroríficas); el interés de Dávila son los seres marginados por diversas razones y la visión del individuo contra el consenso general de la realidad. El libro anterior de la autora, "Tiempo destrozado", era más siniestro, pero éste es más sutil.

    - La materia del insomnio. Mario González Suárez. Convencido de que el sueño puede transportarnos por realidades alternas sin que podamos jamás estar seguros de si el mundo en que despertamos es el mismo que en la vigilia anterior, alguien permanece en vela, contándose cuentos para luchar contra el limbo... Y de esos relatos se compone este libro, de catorce cuentos en duermevela, cuentos acaso fantásticos o acaso visionarios. Cuentos que como con Virgilio Piñera son finalmente las ensoñaciones que todos tenemos, pero que normalmente no aparecen escritas. Para ser francos no están del todo a la altura de la obra ni de Piñera ni de autores como Francisco Tario o Felisberto Hernández [claras influencias], pero posiblemente se deba a que era aún una obra de principiante. Lo que sí es, es una colección de cuentos sumamente insólitos, crueles y esperpénticos, a ratos... visionarios.

    - La lectura de la melancolía. Humberto Guzmán. Veinte cuentos que reunidos conforman una antología personal de Guzmán y que reúnen cuentos de cuatro colecciones de cuentos anteriores ("Contingencia forzada", "Manuscrito anónimo", "Seductora melancolía" y "V"). El propio autor propone como ejes narrativos la melancolía, el pesimismo y lo fantástico... y esto demuestra que a menudo uno es el peor crítico de su propia obra. Más que melancolía, más que pesimismo lo que hay aquí es solipsismo, hay incluso cierta angustia existencial del individuo que ante la imposibilidad de reconocer el mundo más allá de sus propias impresiones y sensaciones termina por deshacerse en la nada (y esto resulta irónico si se toma en cuenta que todos los textos exigen la cooperación del lector precisamente para no caer en el vacío). No son cuentos perfectos; muchos parecen más bien poemas en prosa o llanamente "textos breves", pues la narración se pierde en la sucesión de imágenes, aparte la propensión de Guzmán al onirismo.

    - La ley de Herodes. Jorge Ibargüengoitia. Once cuentos, mejor dicho once relatos semibiográficos y que conforman la única aportación al género de Ibargüengoitia (salvo algunos relatos infantiles dispersos). Puede verse por qué rara vez se aventuró a éste difícil género: todos parecen más bien pasajes de una colección de anécdotas y en conjunto conforman más bien un vistazo a la vida del personaje principal, doble literario de Jorge. Con todo, es inconfundiblemente una de sus obras emblemáticas, y conserva el mordaz humor que caracteriza sus obras más conocidas.

    - Cuentos de hemoficción. Juan Trigos. Quince textos breves representativos de la literatura de Juan Trigos, literatura de significado difícil de dilucidar si las hay, y que el propio autor denomina "hemoficción", historias que se llevan en la sangre. Los temas recurrentes son la identidad, la memoria, la muerte y la violencia. Este es un autor que probablemente será olvidado un día para luego volver a surgir décadas después y estudiado académicamente.

    - En el principio fue la sangre. Jose Luis Zárate. Ensayos sobre temas "raros" --el horror, la ciencia ficción, el cine, los asesinos seriales, monstruos... --tratados con suma lucidez. Zárate es una rareza entre rarezas, un escritor de obra escasa y muy difícil de conseguir, pero cuyos libros son un trofeo para sus lectores. Esta recopilación incluye también dos textos que podrían llamarse cuentos: "Del tamaño del mundo" y "Un millón de noches".

    - Mercaderes. Gabriel Trujillo Muñoz. Veintiún cuentos de fin-de-siecle, que dice su autor: "nacen como respuesta a las interrogantes del cambio de milenio, de qué nos depara el futuro y qué tanto control tendremos, como seres humanos sobre el devenir de nuestro mundo como sociedad y sobre la evolución de la condición humana. Son, pues, motivados por mis mejores esperanzas y mis peores pesadillas". En efecto, son cuentos de nostalgia y anticipación, que valiéndose de géneros como la fantasía, la ciencia ficción, el terror y la especulación expresan lo peor y lo mejor de la humanidad. De paso reelaboran muchos personajes históricos e icónicos, como Francisco Villa, Güttenberg, Satanás, Antonin Artaud... Trujillo Muñoz pertenece a la misma generación que autores como Bernardo Fernández, Blanca Martínez o Alberto Chimal y comparte con ellos un interés por la literatura desafiante y reelaborante. Trujillo, empero, parece más meditabundo en sus reflexiones literarias.

    - El llanto de los niños muertos. BEF. Once cuentos sumamente imaginativos, unos de fantasía, otros de terror y los más de ciencia ficción. Bernardo Fernández, alias BEF es uno de los escritores jóvenes más prolíficos de latinoamérica en el siglo XXI. Su interés literario abarca todo lo poco común (muy especialmente la ciencia ficción y sus respectivas subdivisiones, pero también el estridentismo, el punk, el cómic, los dibujos animados... la imaginación en todo su esplendor). Estos once cuentos tienen algo de irreverencia y cierto sentido del humor, pero también cierta tristeza, cierta nostalgia por la infancia y la adolescencia perdidas.

    - Alta costura. Beatriz Espejo. Quince cuentos sobre personas (específicamente, mujeres, salvo en el último cuento) en cuyas ordinarias vidas irrumpen de pronto fuerzas extrañas. El tema recurrente en sí es todo lo desconocido que sólo notamos en circunstancias inusuales; Espejo indaga en lo que podríamos descubrir de seguir esa llamada misteriosa, esa invitación extraña, si rastreáramos a donde va a parar ese objeto, si escarbáramos en la superficie refinada de esa familia adinerada. Todos los cuentos parecen partir de lo costumbrista, pero el interés de la autora no es diseccionar la realidad inmediata, sino explorar las posibilidades que yacen mas allá del entorno al que sus personajes están acostumbrados.

  • - Sombras sin tiempo. Gerardo Horacio Porcayo. Subtitulado "Antología vampírica personal" y es la primera colección de cuentos del autor. Nueve cuentos vampíricos (uno en colaboración con Gerardo Sifuentes), mejor dicho, nueve variaciones sobre el tema del vampiro emblemático de finales del siglo XX: ser romántico, existencialista y algo adolescente en su sentimentalismo exacerbado. Sin embargo, el tema verdadero de esta colección es el fracaso del individuo ante fuerzas extrañas que le impiden encajar en el mundo, en nuestra época y en muchas más, lo que le confiere un nuevo significado al título.

  • - Cuentos del archivo Hurus. Blanca Martínez. Doce cuentos de ciencia ficción (concretamente Space Opera) y fantasía (concretamente Dragones y Brujas medievales) de la autora catalana aunque residente en México Blanca Martínez. Inventivos, ingeniosos y en general encantadores, que además expresan la visión de la autora sobre las relaciones entre los sexos. Tal vez la óptica que presenta sea un poco más optimista de lo que se esperaría de la literatura de épocas actuales, pero tiene cierto interés. Pocas de estas narraciones son terroríficas, porque prefieren la maravilla por encima de la amargura.

Diario de lectura: Cuentos mexicanos

- Casa de horror y de magia. Emiliano González. Libro de cuentos dividido en cuatro partes: la nouvelle (más bien cuento largo) "El discípulo", suerte de homenaje a Arthur Machen; "Cuentos de horror, de nostalgia y de anticipación" (seis cuentos cortos de fantasía siniestra y de ciencia ficción); y, por separado, los cuentos largos "Memorias de un caracol" y "El jardín del placer", ambos de corte erótico. De acuerdo al propio autor: "estas narraciones nos conducen del Infierno al Paraíso, trayectoria inolvidable por la que desfilan monstruos y delicias y en la que podemos contemplar, en todos sus detalles, un alucinante paisaje interior". Esto es completamente cierto en primera instancia: las dos primeras secciones corresponden al Infierno (pero un infierno estéticamente hermoso, empapado en luz de luna) y los dos cuentos largos al Paraíso (pero un paraíso completamente carnal, lleno de perversos goces sexuales). La primera parte del libro es la más lograda, acaso porque el lado preciosista de Emiliano González, y que inunda también obras como sus libros de poemas "Orquidáceas" y "La habitación secreta", está fudamentado en preceptos modernistas / decadentistas. Es decir, sumamente artificioso (pero a propósito) y, hay que admitirlo, un tanto excesivo a ratos. Pero los cuentos siniestros siguen siendo lo mejor de la obra de González. Es cierto que ninguna de sus obras ha conseguido superar los méritos de la primera, "Los sueños de la bella durmiente", y sin embargo ninguna de esas obras está en lo absoluto excenta de interés y maravilla.

- Retozo de naguales. María de Jesús Velasco. El primer libro publicado de la oaxaqueña Velasco es una hechizante colección de cuentos breves que mucho tienen de cuadros... cuadros de personajes, escenas breves que encierran todo un mundo. Se divide en cuatro secciones: "Novia del mar", "Sólo por haberlo visto", "Un rostro al tiempo" y "Horas de la edad". La primera sección son tres cuentos sobre la vida en la costa marina, la segunda y la tercera tienen algo de costumbrismo y algo de magia, recuerdan las mejores recopilaciones de leyendas urbanas e historias populares. La cuarta sección son cuatro relatos sobre personajes que pasan por una temporada de cambios, para bien o para mal. Destacan especialmente "Antes de que se vaya" (una historia cruel que se ha presentado ya hasta en canciones), "Al comienzo de la noche", "Retozo de naguales" y "Donde se juntan los ríos" (estos tres son los cuentos más cercanos a lo fantástico) y "Colegiala" (sobre la violenta irrupción de la sexualidad en el mundo de una sencilla joven pueblerina).

- Cuentos malditos. Leopoldo Ayala. Once cuentos sobre el mal, once variantes de las premisas "Vale la pena estudiar las perversiones aparentemente tan esotéricas y marginales, porque de ninguna manera son marginales" y "El dolor no puede ser definido de manera satisfactoria, salvo cuando cuada cual lo enuncia de modo introspectivo para sí". Once cuentos que como experimentos sobre la deconstrucción de múltiples puntos de vista simultáneos sobre hechos terroríficos o insólitos... son fallidos. Tampoco funcionan como cuentos de terror. Y es que todos están construidos con una técnica aparentemente atractiva: una serie de monólogos de flujo de conciencia encerrados entre dos paréntesis propiamente narrativos. Pero en todos los cuentos los monólogos son demasiado largos y terminan por cansar, amén de que todos tienen absolutamente la misma voz y lenguaje. Es decir, todos los cuentos adolecen de párrafos redundantes y todos terminan por aburrir al lector. Y es una lástima porque los argumentos por sí solos son fascinantes: Seducciones que rompen las barreras del tiempo, Obsesiones mortales, Supresión de la identidad por voluntades extra (y supra) terrenales... Pero el poeta y viajero Ayala no consigue consolidarse como cuentista, o al menos no lo ha hecho con éste libro.

- Lo que me cuentan los espantos. Fidela Cabrera. Veintinueve relatos breves que oscilan entre cuadro de costumbres y narración sorprendente. Elena Poniatowska anota que "viéndolo bien, todos los cuentos de Fidela oscilan entre el terror y la compasión"; en efecto, hay mucho de macabro y mucho de pathos humano en estos cuentos, pero también cierta ironía, cierta malicia literaria que los vuelve inolvidables. Algunos cuentos son también fantásticos (inclusive hay algunos cercanos a la ciencia ficción), si bien la mayoría son más bien breves estudios de personaje o de situaciones. Hasta donde tengo noticia, es el único libro publicado por la autora y apareció en 1985.

- El perro. Adela Fernández. Subtitulada "El hábito por la rosa", esta fue la primera colección de cuentos de la autora. Por años fue una especie de secreto compartido entre lectores y escritores selectos, pues se trata de una edición de la propia autora, y que incluye viñetas de la pintora Marisole Worner Baz. El mundo narrativo de este amargo pero hermoso libro parece girar en torno a dos ejes: el abandono y la crueldad. Algunos cuentos son fantásticos, otros crudamente realistas. Hay incluso tres poemas en prosa y un ensayo filosófico disfrazado de obra de teatro imposible. Si es cierto que todos los grandes autores escriben desde una pasión, no hay duda que Adela Fernández escribe desde la furia. Furia contra un mundo injusto y contra una humanidad condenada a vagar inutilmente en pos del sentido. Además de este libro la autora publicó otras dos colecciones de cuentos "Duermevelas" y "Vago espinazo de la noche". Al parecer es hija del famoso director / actor Emilio "El indio" Fernández; ella misma dirigió algunos cortometrajes, escribió guiones de cine y es de alma nómada.

- Agua quemada. Carlos Fuentes. "Cuarteto narrativo", de acuerdo al FCE; en efecto, se trata de cuatro narraciones (¿cuentos largos? ¿nouvelles?) vagamente entrelazadas entre sí y que en conjunto conforman un retrato de la Ciudad de México en la década de los '80. Pero en manos de Fuentes, la Ciudad de México es como la Macondo de García Márquez o la Comala de Rulfo: un lugar cotidiano y mítico a la vez, microcosmos de la humanidad en pleno. El título alude a un poema de Octavio Paz acerca de la destrucción absoluta. Pues esta ciudad decadente y autófaga es el reflejo oscuro de "La región más transparente" con que Fuentes debutó a finales de los '50. Ésta ciudad, condenada a repetir los errores del pasado hasta la destrucción... ésta estirpe, condenada a cien años de soledad...

- El lado obscuro del tiempo. Mario Cruz. La primera obra publicada de Cruz (en 1988) es una colección que incluye dos cuentos fantásticos ("Virginia" y "Luces en el bosque"), un poema narrativo ("El bar del cangrejo rojo") y la nouvelle "Hoy como ayer", que ya reúne los rasgos característicos de Cruz: un estilo sumamente influenciado por autores anglosajones como Stephen King, H. P. Lovecraft y hasta cierto punto Edgar Allan Poe (con todo y anglicismos incluídos), melodramático, a veces incluso "chacotero" y sin embargo indudablemente entretenido. La obra en general de Cruz parece estar pensada para un público muy específico (la subcultura "darketa") y a ratos roza con el racismo en su afán de misantropía. Aunque este primer libro parece ser menos ponzoñoso que los posteriores de Cruz.

- Cuentos para no dormir esta noche. Agustín Monsreal. Subtitulado "Antología íntima"; siete breves narraciones siniestras. El lenguaje de Monsreal parece por momentos demasiado estático, pero ultimadamente eso ayuda a la atmósfera de estos cuentos, suerte de "pesadillas en frío". Todos parecen inclinarse hacia el miedo psicológico.

- Recen por mí. Cristina Ruys. Subtitulado "historias mexicanas de terror"; una recopilación de narraciones orales que tienen mucho de leyenda y algo de supersticiones populares. Historias de aparecidos, de ocurrencias paranormales, sobrenaturales o simplemente insólitas en el suroeste de México. Tiene sin embargo un pequeño problema característico de este tipo de recopilaciones de cuentos populares: el recopilador (en este caso Ruys) confunde un poco el habla coloquial con la licencia artística y a menudo se echa en falta un trabajo más riguroso de selección y sobre todo de inventiva para traducir lo oral a lo literario.

- La cena y otras historias. Alfonso Reyes. Antología con diecinueve cuentos de Reyes, algunos rescatados de ese enigmático volumen de cuentos que fue "El plano oblicuo". El primer y el último cuento de ésta colección, "La cena" y "La mano del comandante Aranda" son válidamente cuentos fantásticos, aunque en cierto sentido también son ensayos literarios (tributos literarios, inclusive) disfrazados de relatos. Los demás textos alternan entre reconstrucciones histórico-literarias (hacen dialogar a diversos personajes mitológicos / literarios como parábola filosófica) y estudios sociales, ambos disfrazados también de cuento. El disfraz, entonces, es la palabra clave de estos cuentos, y es el tema que los hermana, que los delata como modernistas o como textos de principios del siglo XX.

- No moriré del todo. Guadalupe Dueñas. Veinticuatro cuentos en el estilo característico de Guadalupe Dueñas: cuentos fantásticos o insólitos combinados con piezas breves que tienen algo de ensayo, algo de cuento, y mucho de reflexión filosófica. Mario González Suárez, en su ensayo sobre Dueñas incluido en la antología "Paisajes del limbo", subraya la intención metafísica que impregna toda la obra de la autora. También llama a "Tiene la noche un árbol" "libro de cuentos perfectos". Este segundo libro de cuentos bien podría ser parte del anterior.

Diario de lectura: Colecciones de cuentos

  • - Ojos de perro azul. Gabriel García Márquez. Once cuentos fantásticos del famoso inventor del llamado "Realismo Mágico"; pero este es un libro previo a la famosa novela "Cien años de soledad", y aunque aparece el nombre "Macondo" en el último cuento se trata más bien de un libro aparte. Se trata de once cuentos entre la vida y otra cosa, la muerte, otro mundo, la muerte en vida. Cuentos con fantasmas, con muertes sugeridas, con reuniones en sueños, con ángeles visitadores, con posibilidades metafísicas. Lo cierto es que más que en Colombia e incluso más que en Macondo, se trata de cuentos que ocurren en el limbo, en la famosa frontera entre lo concreto y lo metafísico.
    [Colombiano]

    - Otra vez al camino. Germán Piniella. Seis cuentos fantásticos (y dos de ellos con algo de ciencia ficción) del enigmático Piniella, escritor de relativamente poca obra (ésta colección de cuentos es apenas un delgado volumen de 62 páginas) y definitivamente entre los mejores del género. Quienquiera que haya escrito la introducción sostiene que "Piniella se ha propuesto, en un ambiente cubano (insisto: cubano), explorar esa zona en la que lo real y lo imaginario, como querían los surrealistas dejan de ser percibidos contradictoriamente". En lo absoluto: poco, fuera de cierta flora regional, hay en estos cuentos que haga evidente su país de origen. Y ninguna fantasía que se respete pretende "combinar lo real y lo imaginario", cliché superado hace ya siglos. No, lo que hace Piniella es simplemente lo mismo que hacen autores como Francisco Tario o Lord Dunsany: trazar fantasías humanas, evidenciar maravillas movidas por impulsos finalmente pasionales o intelectuales, pero fundamentalmente humanos. Tres de los cuentos están interrelacionados, tratan de la presencia atemporal de Núñez, conquistador conquistado por unos misteriosos ojos dorados...
    [Cubano]

    - A la orilla de las estatuas maduras. Rogelio Sinán. Tríptico de cuentos; una breve, ilustradora muestra del arte literario del magnífico Sinán, posnovecentista, cuentista, embajador, viajero, aventurero literario... Los tres cuentos son distintos en temática y estilo: el cuento del título es un retrato con algo de humorismo pintorequista y algo de modernista en su técnica narrativa (porque lo que al principio parece estudio de un personaje narrador es más bien narrador "avec", el verdadero protagonista es un lago y lo que nos cuenta son las personas que en su orilla descansan). "La boina roja" es un maravilloso, estremecedor cuento fantástico en el que el crítico Seymour Menton creyó encontar algo de cubismo (en lo que tiene de presentar por lo menos cuatro puntos de vista simultáneos de un hecho inexplicable) y Emiliano González algo de miedo sobrenatural (porque algo hay de Machen en lo que tiene de modernización de la leyenda de Glauco); tiene también ciertos certeros apuntes sobre el racismo y la represión sexual que acabarán condenado a sus personajes Linda y Paul, acaso salvado este último por finalmente admitir al menos parte de sus culpas, aunque siempre a la persona equivocada. "Cuna común" es un cuento de corte realista que de alguna manera vuelve esperanzador lo que en manos de un naturalista hubiese sido un relato de sufrimiento y corrupción.
    [Panameño]

    - Cuentos fríos. Virgilio Piñera. Veintitrés relatos de imaginación. Y de imaginación porque hay cuentos fantásticos, cuentos grotescos, cuentos oníricos, cuentos insólitos... cuentos cuyo narrador es por lo general frío ante los hechos extremos que se narran. Cuentos sobre fuerzas no por imposibles (¿o improbables?) menos corrosivas que las reales. Cuentos sumamente emparentados con autores como Francisco Tario o Macedonio Fernández, y eso que es probable que Piñera tampoco los hubiese leído en su vida ni éstos a él. Finalmente son cuentos basados en visiones o intuiciones cuya fascinación con el absurdo y la enajenación son finalmente aventuras hacia los límites del lenguaje humano, la vuelta a lo más primigenio de la conciencia humana.
    [Cubano]

    - El séptimo caballo. Leonora Carrington. Diez cuentos fantásticos (mejor dicho, surrealistas) de la notable artista plástica pero también mujer de letras Carrington. Siguiendo los preceptos del surrealismo, todos los cuentos tienen algo de onírico, algo de absurdo y algo de simbólico. El tema recurrente es la lucha entre el instinto y la razón, ya sea en forma de naturaleza contra religión o de caos contra orden. Es posible que estos textos, como en general la obra escrita de Carrington, puedan considerarse apátridas: escritos originalmente en francés, difundidos mayoritariamente en inglés y eventualmente reunidos en español, son obras cuyo contenido verdadero es el mundo interior de su autora.
    [Inglesa nacionalizada mexicana; pero su obra es más bien apátrida]

    - Coyote 13. Arturo Souto Alabarce. Diez cuentos de Souto que rescatan algunos de su anterior (y único otro) libro de cuentos, "La plaga del crisantemo". Todos estos textos narrativos muestran la prosa adornada, muy cercana a lo poético de Souto. Todos tienen algo de pintoresco, pero también mucho de solemne. Ninguno ocurre en un lugar ni tiempo específicos. Por ejemplo, "El ojo de Dios" podría ocurrir en una mazmorra medieval, "Coyote 13" en un rancho tex-mex, "Los lagartos" en una hacienda sudamericana, e "In memoriam" en el México de mediados del siglo XX. Pero todos, como "El idiota" y "La plaga del crisantemo" realmente ocurren en su propio contexto y a menudo tienen mucho de parábola. Tal vez este universo difuso y maravilloso tenga algo que ver con el propio Souto, escritor hijo de un pintor, exhiliado español y de obra principalmente académica, exluyendo sus dos únicos libros de cuentos.
    [Español nacionalizado mexicano; su obra puede ser legítimamente (y a menudo es) considerada mexicana]

    - La fábrica del terror. Ana María Shua. Ocho cuentos de miedo para el público infantil. Algunos son adaptaciones de viejas leyendas (el golem, los zombies, yasí-yateré, el mundo de los muertos) y otros variaciones de cuentos famosos (el jinete sin cabeza, la posada de la araña, los siete hermanos lobo). Como los mejores escritores del género (infantil), Shua prescinde por completo de las moralejas y las concesiones, para en su lugar contar historias entretenidas, bellas, y que en el fondo invitan a la reflexión. La autora es también notable por otras proezas literarias, como por ejemplo su dominio del microcuento y su fresca inventiva fantástica.
    [Argentina]

    - Azul... Rubén Darío. La obra inaugural no solamente del gran poeta nicaragüense Darío, sino de todo el Modernismo literario; se trata de una colección de cuentos y poemas, mejor dicho de prosas y de versos que resumen y cierran tradiciones ya de siglos pasados (por ejemplo, "El fardo" con el Naturalismo, "Palomas blancas y garzas morenas" con el Romanticismo) e inician una nueva. Como es de esperarse, algunos textos han corrido con mayor fortuna que otros al pasar el tiempo, y el propio volúmen fue reeditado en diversas ocasiones por su propio autor (de 1899 a 1909, según tengo noticia) quitando unos escritos y añadiendo otros. En tiempos más contemporáneos siguen gustando especialmente textos como "La ninfa" (cuento fantástico que se quiere parisiense), "Estival" (celebración de la sexualidad pagana y parábola macabra) o "El rubí" (con algo de cuento de hadas y algo de alegoría poética).
    [Nicaragüense]

    - Cuentos negros de Cuba. Lydia Cabrera. Veintidós relatos afrocubanos, blanquinegros de la exiliada cubana con un profundo interés folclórico y de rescate cultural. Estos cuentos no son sencillos de seguir a primera vista porque no respetan la estructura ni la sintaxis narrativa tradicional. Antes bien, son como cuentos ancestrales que se cantan y narran al calor de una fogata. Cuentos con algo de humor pero también con dolor. Cuentos que combinan mitos cosmogónicos (y etnográficos) con deconstrucción histórica; cuentos con algo de fábula y algo de poemas en prosa.
    [Cubana]

    - Venidos del miedo. Julián Sánchez Caramazana. Colección de microcuentos sobre el terror y lo insólito, divididos en tres secciones: "Escalofríos", "Viajes, ironías" y "Solventes por sí solos". Los primeros son variaciones sobre artilugios de miedo, los segundos cosas insólitas y los terceros personajes o seres fantásticos. En general son buenos, aunque hay algunos textos que sobran o que parecen estar en la sección equivocada. Como el microcuento es un género aún en ciernes (y muy emblemático del siglo XXI, pese a tener raíces por lo menos desde el siglo XVIII) hay muchas colecciones aún experimentales al respecto, y ésta es sin duda una de ellas.
    [Español]

Diario de lectura: Comics

  • - Animal, vol. 3. Grant Morrison et. al. Tercer y último volumen del comic de Morrison que al principio parece ser de superhéroes y de tema ambientalista (a favor de los derechos de los animales), para de hecho volverse existencialista. El verdadero tema que trata tal vez no sea ni la percepción de la realidad ni un tributo a la "era plateada" (los 60 y 70) de los comics, sino la pérdida. Pérdida de fe, perdida de seres queridos, de posibilidades, de libertad... de vida... Una historia nostálgica y, junto con WE3, del propio Morrison, una gran reflexión en torno al tema del lugar de los animales en el mundo humano y la necesidad que tenemos de éstos.

    - Estridentópolis. (Antología). Siete adaptaciones del Estridentismo al cómic; algunos autores adaptaron (o interpretaron) diversos textos del movimiento, como "Un crimen provisional", de Arqueles Vela, o "Canción desde un aeroplano", de Manuel Maples Arce. Otros más bien usan textos del estilo como fondo para presentar historias con algo de cosmopolitismo y algo de ciencia ficción. Bernardo Fernández prescinde por completo del texto original para en su lugar presentar un collage que representa el espíritu tanto del Estridentismo como de la época de principios del siglo XX.

    - Micro. Ricardo García Fuentes. Probablemente la mejor adaptación del comic de superhéroes al ambiente mexicano, que tiene mucho de pathos humano y algo de folletín. Narra la historia de un niño de la calle completamente ordinario salvo por dos detalles: está bajo la tutela de un policía corrupto y nació con poderes extraordinarios...

    - Museum of terror, vol. 3. Junji Ito. Doce cuentos de terror que muestran lo mejor del universo fantástico de Ito, un mangaka a quien la literatura (y el cine) de terror de finales del siglo XX y principios del XXI le deben mucho. El tema recurrente de su universo, pese a todo, son las relaciones humanas, que a menudo toman caminos torcidos y muestran un universo injusto lleno de castigos desproporcionados, pero también de monstruos tan maravillosos como siniestros.

    - Jago. Ralf König. Visión del autor alemán sobre el mundo de William Shakespeare desde la perspectiva homosexual. A la vez, pastiche de muchas obras icónicas del Bardo (incluyendo Macbeth, Romeo y Julieta, Sueño de una noche de verano, y, por supuesto, Othelo). Como muchas de las obras de König combina el sexo explícito con reflexiones sobre la soledad humana y la falta de comunicación.

    - To tame the tiger: the Singapore story. Joe Yeoh. La historia política de Singapur durante el siglo XX; aunque es un texto estrictamente pedagógico, tiene cierto interés por ser Singapur un caso poco común en la historia mundial: un país que consiguió pasar de la miseria a la prosperidad en treinta años sin por ello abandonar el espíritu pacifista.

    - Vinny, el perro de la Balbuena. BACHAN. Historia satírica sobre un agente federal involucrado en casos truculentos, a menudo por auténtica mala suerte. Una historia con mucho humor negro y que en el fondo es una amarga reflexión sobre la naturaleza de la Ciudad de México a finales del siglo XX.

    - Monorama. BEF. Recopilación de varias historias de Bernardo Fernández, casi todas de tema fantástico. Una obra poética y original, que hace uso de géneros muy diversos (incluyendo la ciencia ficción, la comedia, la novela negra y mucho más) para expresar el mundo personal de su autor.

    - Uderzo. Recopilación de breves sketches que rinden homenaje (y también satirizan) a Albert Uderzo, dibujante de Asterix, ese icónico comic francés.

Diario de lectura: Novelas

  • - El río del tiempo (II): El fuego secreto. Fernando Vallejo. La adolescencia de Vallejo (donde el libro anterior, "Los días azules", recreaba su infancia) y donde se va perfilando con más claridad la corrosiva intención y ruda belleza de "El río del tiempo".
    [Colombiano]

    - Réquiem por una muñeca rota. Eve Gil. Subtitulado "Cuento para asustar al lobo", pero en rigor es una novela. ¿Novela iniciática? ¿Erótica? ¿Feminista? Algo hay de todo ello en esta truculenta y maravillosa narración, pero todos esos términos se quedan cortos para describir el paso de la niñez a la adolescencia (y a la madurez) de la protagonista Moramay. La autora muestra muy claramente referencias como "Casa de muñecas", de Henrik Ibsen, pero sublimadas por un erotismo natural y sincero. La sexualidad femenina y su importancia en la definición de la identidad individual pocas veces han sido tratadas con tanta franqueza en la literatura latina.
    [Mexicana]

    - Pan de muerto. Ana María Vázquez. Novela subtitulada "Cuentos necrofílicos" y "La historia de Dimas". Ambos títulos son técnicamente correctos: es una historia sobre una noche de muertos en que toma lugar una extraña, perturbadora y mágica reunión entre un maquillador de cadáveres necrófilo y una muerta resucitada. La noche que comparten Dimas y Beatriz expone la idiosincracia latina sobre la muerte y la guerra de los sexos. Originalmente fue una obra de teatro (lo que probablemente explique los muchos y largos diálogos de cadencia cercana a lo poético).
    [Mexicana]

    - Flesh. Richard Laymon. Novela gore y de monstruos en el estilo inconfundible de Laymon, escritor estadounidense "de culto". Su obra en general se caracteriza por ser sumamente cinematográfica en el sentido de usar imagenes predominantemente audiovisuales, y esta no es la excepción. No es una novela perfecta (hay muchos detalles que sobran y por lo demás es una historia de aventuras con muchas escenas de violencia grotesca para mantener entretenido al público), pero es el trabajo de un excelente artesano.
    [Estadounidense]

    - Coldheart Canyon. Clive Barker. Novela satírica y de terror sobre el Hollywood de la época muda, el Hollywood de finales de los 90 y una serie de truculentos pactos satánicos. Algo menospreciada por críticos y lectores, es una de las mejores aportaciones de Barker en los últimos diez años, aunque es cierto que su obra novelística nunca ha estado a la altura de su obra más conocida, los cuentos (sobre todo "Books of blood") y las novelas cortas (sobre todo "The hellbound heart").
    [Inglés]

Diario de lectura: Antologías

  • - Relatos mexicanos posmodernos. "Antología de prosa ultracorta, híbrida y lúdica", conforman este libro veintitrés cuentos seleccionados por Lauro Zavala, pionero en antologías latinoamericanas del siglo XXI. Se trata de tres textos que, de acuerdo a Zavala representan ese lado de la posmodernidad que el subtítulo anuncia y que ha sido menos estudiado a nivel internacional. Muchos de los textos son combinaciones de cuento con otro género (estampa, poema en prosa, crónica, ensayo...) y otros tantos se escapan a cualquier clasificación (algunos podrían ser llamados fantásticos y otros podrían ser llamados paródicos y otros tantos incluso simbólicos, pero en conjunto son simplemente su propio universo). Su lectura es, como mínimo, sorprendente, y por supuesto ofrece un panorama que probablemente resultará util para estudios críticos / literarios en décadas venideras.

  • - Generación del 2000. Antología de "Literatura mexicana hacia el tercer milenio" que reúne textos divididos en poesía, cuento, novela (más bien fragmentos de novelas) y ensayos, obviamente todos de autores nacidos entre 1969 y 1980. Se trata de una muestra interesante, pero que en primera expone a muchos autores aún verdes y en segunda no escoge necesariamente lo mejor ni lo más representativo de sus mejores autores. Para peor, los propios editores (Agustín Cadena y Gustavo Jiménez Aguirre) tampoco parecen tener demasiada fe en su propia selección, pues en sus respectivas introducciones sostienen mostrarnos a un grupo de autores que "deben darnos obras disfrutables, si no es que importantes, en el futuro próximo", lo cual implica que las obras presentes no son ninguna de las dos cosas. Con todo, hay en efecto algunos textos interesantes y de autores que en efecto vale la pena seguir.
  • - Nuevas voces de la narrativa mexicana. 22 cuentos, veintidós autores jóvenes (todos nacidos entre 1968 y 1977) recopilados por editores anónimos para celebrar el 40° aniversario de la editorial Joaquín Mortiz y de paso aventurar una crónica de la narrativa mexicana de finales del siglo XX y principios del XXI. Son autores nuevos, algunos primerizos otros ya con cierta obra publicada. Puesto que se les reunió por fecha de nacimiento y por calidad, ostentan todo tipo de temáticas y estilos, con resultados disparejos pero interesantes, como es de esperarse. Entre los mejores cuentos contamos: "Tarciso Cantón" de Tatiana Buch (sobre la ironía y el destino), "B. H. M." de Juan José Gutiérrez P. (cuento de fantasmas y de falsedades), "Pertenencias" de Socorro Venegas (verdadero cuento filosófico), "Renuncia" de Gabriel Wolfon (sobre el terrorífico abismo entre la mediocridad y la genialidad). Interesantes aunque imperfectos son: "Vesalio en Zante" de Fernando de León (sobre necrofilia y obsesiones), "Justicia para los mexicanos" de Kyzza Terrazas (aunque tiene más de experimento que de cuento), "Cosas" de Pepe Rojo (fantástico y en línea con su particular grupo), "Maruca" de Óscar Alejandro Luviano (recuerdos infantiles), "Mogo" de Alberto Chimal (fantástico sobre dos realidades igualmente monstruosas). El resto son cuentos generalmente fallidos, desde fracasos con mucho interés ("Soñar el sol" de Julián Herbert (cuento de vampíros), "Fue en la casona de la señora Schushnigg" de Eduardo Rojas Rebolledo (cuento entre sensual y grotesco), "Recuerdo de Manuel", de Julieta García González (sobre la memoria y la confusión)) hasta textos que pasan sin pena ni gloria.

    - Criaturas de la noche. Subtitulado "10 cuentos mexicanos de horror", es la recopilación del ganador y los nueve finalistas del certamen de cuento "Criaturas de la noche" llevado a cabo por el Instituto Coahuilense de Cultura en el año 2006 y con Bernardo Fernández, Alberto Chimal y Norma Lazo como jueces. Como antología propiamente dicha es un fresco catálogo de "nuevas voces" narrativas, aunque todas se sienten aún principiantes. El cuento ganador, "Las manos de Refugio", de Yasmín Santiago es indudablemente bueno, y tiene algo de leyenda popular (BEF comenta en su introducción que "parece abrevar a partes iguales de Clive Barker y García Ponce"). Los demás en general tienen buenos argumentos, pero adolecen aún ciertos pequeños traspiés de redacción o les sobra algún pequeño detalle; en definitiva, no son obras perfectas.

  • - Dark delicacies. Diecinueve cuentos elaborados como tributo a la librería "Dark Delicacies", de Del Howison y localizada en Los Ángeles. El atractivo principal de la antología serían los autores de renombre: Clive Barker con "Haeckel's tale" (que es una ingeniosa y perturbadora historia de necromancia, y que en verdad podría haber sido parte de sus "Books of blood"), Ray Bradbury con "The reincarnate" (una historia sentimental, aunque poco innovadora, de espectros) y David J. Schow con "The Pyre and others" (un buen manejo de la ficción sobre libros imaginarios y malditos). Destacan también "The diving girl", de Richard Laymon (aparentemente el último cuento que escribió y que es una suerte de reconciliación de su estilo sensacionalista con los intereses más refinados que demostró en sus últimos años), "The outermost borough", de Gahan Wilson (una ingeniosa variación de "Pickman's model", de H. P. Lovecraft) y "The fall", de D. Lynn Smith (sobre monstruos humanos y divinos). El resto de los cuentos son generalmente entretenidos, unos con más calidad ("Bloody Mary morning", de John Farris, "Part of the game", de F. Paul Wilson, "The bandit of sanity", de Roberta Lannes y "My thing Friday", de Brian Lumley destacan especialmente) y otros con menos. En general es una antología de cierto interés y que da un buen panorama de la literatura de género en los principios del siglo XXI.
  • - On the edge: stories at the brink. (Ed. Lois Duncan). La tercera antología de Lois Ducan (las anteriores fueron "Night Terrors: stories of Shadows & Substance" y "Trapped!: cages of mind and body") de cuentos para adolescentes. En este caso el tema es estar "al borde del precipicio" aunque, como ella misma señala en su introducción, ningún autor tomó el asunto literalmente. En su lugar tenemos cuentos sobre adolescentes que se encuentran entre dos posiblidades (entre la cordura y la locura, entre la vida y la muerte, entre la realidad y la fantasía, etcétera). Todas las historias son interesantes, aunque siendo pensadas para adolescentes algunas rozan con lo moralista (este es un problema de las tres antologías de Duncan). La más interesante de todas las historias es la última (y la propia Duncan lo admite en su introducción), "In the valley of elephants", de Terry Davis, aunque su presentación en forma de guion cinematográfico se siente gratuita (es un formato sumamente difícil de manejar).
  • - Children of Cthulhu. Antología de cuentos "de veda lovecrafteana" en el 2002. No es una mala idea, y en efecto muchos de los cuentos reunidos son sumamente interesantes. El tema central, por supuesto, es la actualización de Lovecraft y sus mitos al siglo XXI --mejor dicho, la trasposición de esos mitos al universo particular de cada autor. Hay, por supuesto, algunas innovaciones: algo de humor (un sacrificio virginal imposible de completar porque la víctima resulta no ser virgen), algo de tecnología moderna (¡El Necronomicon como libro digital!), algo de mentalidad moderna (heroínas en lugar de héroes; inclusive diosas en lugar de dioses... y por supuesto, personajes y monstruos de sexualidad más fluida) e incluso algunos experimentos interesantes (como una visión más semiótica de los manuscritos pnakóticos). Pero la mayoría de los cuentos reunidos no pasan de experimento interesante y el libro mismo es curioso, pero sin mayor repercusión. Mejor sería reunir los "mitos póstumos" (los que se crearon después de la muerte de Lovecraft y después de su círculo inmediato) con mayor rigurosidad y sí, incluyendo las innovaciones y el humor paródico...

24.5.09

Tal vez...

· …no sea cierto que el ser humano es la especie más avanzada de éste planeta, mucho menos del sistema solar entero, ya no digamos del cosmos.
· …eso que desde aquí abajo percibimos como una inmensa negrura entre las estrellas sea en verdad un algo texturizado y tan resplandeciente que no podemos siquiera atisbarlo.
· …lo que hay al fondo de los agujeros negros, en lo que desembocan los teóricos agujeros blancos, no sea más que un útero cósmico por donde han de pasar los quásares que al fin han superado su condición de cigotos espaciales.
· … la música de las estrellas sea el canto de la sirena, la voz del vampiro, el magnetismo animal del licántropo, el himno celestial.
· …las viejas leyendas de niños abducidos por hadas, las modernas leyendas de secuestros extraterrestres y el mito de los “changelings” no son solamente similares, sino que de hecho son aproximaciones de algo tan terrible como sería visitar ese otro plano existencial, llámesele Purgatorio, Infierno, Paraíso o, más apropiadamente, Nirvana.
· …las valkyries y los 88 guerreros del sur tengan más en común de lo que creíamos, como también Hades y Mictlantecuhtli.
· …la diferencia entre la meditación profunda y la fase REM del sueño sea la misma que hay entre la brújula y el instinto.
· …los animales no dirigen la vista al cielo porque su pragmatismo les indica que no vale la pena cuestionar a quien nunca te responderá.
· …la madurez emocional no es del todo compatible con la intelectual.
· …el paso del tiempo es más impredecible que la trayectoria final de una partícula traducida en onda.
· …el impulso ancestral de contar historias es un instinto de superviencia.
· …Acaso, tal vez…

Anuncios clasificados

* Se rentan botargas para amenizar funciones; escenarios pesadillescos tienen costo extra * Tal vez el paso del tiempo sea más impredecible que la trayectoria última de una partícula proyectada en onda * BESOS GRATIS. El día X estaré de tal hora a tal otra bajo el reloj en la estación de metro Torquemada, dirección XZ. Tú entonces te aproximarás a mí y me dirás: “Me gustaría mucho recibir un beso (y especificarás qué sabor de beso gustas) de tu parte.” Te lo doy, nos lo damos, y asunto concluido. No contiene sexo ni riesgos urbanos. Abierto a todas las edades y condiciones sociales, excepción necesaria de labios enfermos. Anímese a vislumbrar algo dulce en su triste vida grisácea * Sastre siniestro compra tela de araña * Advertencia al cinéfilo santurrón y con dinero: las películas auténticas se ven mal y tú como comprador te ves bien pendejo. ¿A quién crees que estás engañando? * Se solicita persona dependiente para relación disfuncional con sádico. Indispensable falta de voluntad y criterio propio * Al autor de best-sellers eróticos: si no tienes cuidado acabarás escribiendo “Gabriela y su vagina mágica”. Reflexiona. Consulta cancelada, la paz sea contigo * Jorge, mi amor: contesta ya mis llamadas o te mato. Tu dulce Quiela * A mi ex-­novia Clara, que al final me dejó por mi ex-­mejor amigo: ojalá que ese sarpullido en el interior de tus partes íntimas se extienda a las de él * Polvo fuiste y en polvo te convertiré * Godot: seguimos esperándote *
Con los debidos agradecimientos a Jodorowski y a Beckett.

Fábula

Había una vez un alma cuyo objetivo en la vida fue reunir los tres pilares de la sabiduría: libros, tiempo y silencio. Pero sólo podía conseguir cada día una o dos de esas cosas, nunca las tres al mismo tiempo. Conforme su frustración crecía, comenzó a temerle no al futuro, sino al presente. A la falta de preparación para todo lo que sentía debió haber visto venir. A los futuros inciertos y a los pasados aún más inciertos. A los estruendos que violaban su santuario a cada hora. Pronto decidió que la única posible solución sería doblarse en un ovillo cada vez más y más estrecho hasta que consiguiese reventar y así expandir su esencia hasta enseñorearse de todo cuanto le rodeaba. Pero la inseguridad le hizo dudar y no se decidía nunca a hacerlo, a terminar de una vez por todas. Así construyó su rutina, hasta el día en que recordó que la realidad no se decide por mayoría de votos, sino que es única para cada quien. Tomó valor y se libró de todas las rutinas con que se había estancado durante milenios y recordó por fin que llegar a la meta final es básicamente comenzar una nueva historia.

11.5.09

Una pregunta


Ahora que pasó o está terminando la alarma de influenza mexicana, humana o como sea, ahora que se dice seguirá expandiéndose, ahora que por poco estamos en el año oficial de las plagas, epidemias y pandemias, del calentamiento global, del terrorismo mundial, de la extinción en masa, etc., ¿alguien ha cambiado radicalmente su vida por darse cuenta de que en cualquier momento puede morir o sólo tiene angustia porque puede morir? 

[Y pregunta bonus: ¿no será que seguimos frustrados porque a la hora de la hora el mundo no se terminó en el año 2001?]
 

12.1.09

(Cuento)

OBJETOS EXTRAÑOS
A Fenrir B.

Ricardo Carmona levantó la mirada del periódico y vio la enorme maleta que Enríquez traía a empujones. "¡Otra gorda,!" dijo Enríquez. "Y apúrate a hacer el conteo, que hay otras cuatro esperando". Ricardo suspiró, resignado. Para guardar cualquier maleta en la bodega de objetos perdidos había que hacer un inventario completo de su contenido. Era una maleta cilíndrica, de aquellas que parecen bolsas de gimnasio tamaño gigante. De colores chillones (en éste caso púrpura y aguamarina con negro petróleo) y cierres por todas partes. Era divertido preguntarse de quién sería semejante armatoste. ¿Un atleta ya jubilado? ¿Un fan de cualquier deporte que quería parecerse a sus ídolos? Ciertamente no un atleta de verdad, esos casi nunca llevaban bolsas de gimnasio al aeropuerto, menos armatostes como éste. Ricardo fue abriendo los cierres y extrayendo el contenido: ropa de calle bastante ordinaria. Tres pares de jeans deslavados, varias playeras con parodias de logotipos comunes (Ricardo decidió que la mejor era una copia del "Chocolate abuelita" que tenía una hoja de marihuana en el fondo y que rezaba "Chocolate Pachequita"), un par de camisas, dos pares de zapatos de calle (talla pequeña, anotó Ricardo), un libro de bolsillo (un mamotreto de Dan Brown), un paquete en envuelto en papel de china y celofán... Este último paquete despertó su curiosidad. Aunque todas las maletas que llegaban a objetos perdidos debían pasarse previamente a rayos X para comprobar que no trajeran armas de ningún tipo, nada excluía la posibilidad de encontrarse alguna que otra rareza. Tal vez un frasquito de droga o algún regalo exótico. Ricardo abrió el paquete con un cuidado casi ceremonial. Debajo del celofán y del papel de china había una capa de plástico burbuja, otra de papel lustre y otra más de tela. Todas las capas estaban mal pegadas con diurex transparente, como si se le hubiera envuelto deprisa. Debajo de todo había un frasco diminuto, no más grande que una loción de muestra. El frasco estaba hecho de vidrio transparente, relleno de un líquido azulado y en su interior tenía un hombre en miniatura. Ricardo lo examinó lo más cerca que pudo. Tenía que ser solo una réplica, pero el trabajo era tan perfecto que el hombrecillo parecía genuino. Un hombre desnudo, de piel blanquísima y cabello casi transparente. Parecía estar dormido, aunque por lo diminuto de sus rasgos era difícil de precisar. Ricardo pensó que esta cosa quedaría muy bien en su colección. Normalmente uno tenía que esperar por lo menos tres semanas para llevarse algo de objetos perdidos, y eso siempre y cuando nadie viniera a reclamarlos. Por otra parte, si el paquete no figuraba en el inventario, nadie podía asegurar que no se había perdido desde antes. Ricardo tiró todos los envoltorios a la basura y guardó el frasco en el bolsillo de su camisa. El frasco era extrañamente pesado y agradablemente frío.

Ricardo llegó en la tarde a su departamento de soltero. Aunque a sus cuarenta y siete años tal vez sería más apropiado llamarlo un "departamento de solterón", como se lo decía a menudo Marisela, su vecina. Su colección se encontraba en un cuarto que no había servido ni de estudio ni para un niño. Ahí guardaba todo tipo de rarezas que la gente dejaba olvidadas en el aeropuerto o en la calle: tarjetas telefónicas de lugares exóticos, muñecos que apenas tenían forma humanoide, juguetes para adultos, vestimentas estrafalarias... Colocó el frasquillo en el centro de todo. Quedaba perfecto, como el sol de un sistema planetario. Ricardo contempló su colección de objetos raros por varios minutos mientras se inventaba historias sobre sus posibles dueños y lugares de origen. Bajó a cenar al bar de la esquina un poco más tarde de lo acostumbrado.

Al día siguiente alguien vino a reclamar la maleta gigantesca. Ricardo le entregó la lista del inventario a una mujer tan alta y flaca que a primera vista la había tomado por un hombre. Ella revisó cuidadosamente cada parte de la lista mientras Ricardo sentía un sudor frío en la sien. Sin embargo, la mujer no pareció notar nada fuera de lo común. Ella firmó todos los documentos necesarios y se llevó su maleta. Ricardo estuvo a punto de preguntarle si no faltaba nada, pero decidió que no valía la pena. La mujer se alejó apresuradamente del mostrador.

Cuando llegó el fin de semana, Ricardo se sintió alegre. Ahora podría dedicarle aun más tiempo a su actividad favorita: contemplar su colección en paz. Hasta que había agregado el frasquillo ésta había sido tan solo una actividad de paso, algo en lo que no solía gastar mas allá de unos cuantos minutos al día. Pero ahora el frasco llenaba sus pensamientos. Algo había de seductor en la figura del homúnculo (no sabía desde cuando lo llamaba "homúnculo", pero ese nombre parecía sentarle a la perfección) que lo hacía pensar en universos maravillosos. Últimamente, Ricardo había comenzado a ver al homúnculo en sueños y narrándole una historia sobre dioses antiguos que nunca podía recordar en su totalidad. Al llegar a su casa cerró todas las cortinas, apagó la luz, se desnudó y encendió una vela, que usó para guiarse hasta el fondo del pasillo, al Cuarto Sagrado donde aguardaba su colección. En realidad ya no era una colección, sino solo el frasco; todos los demás objetos habían sido tirados a la basura cuando Ricardo decidió que desentonaban ofensivamente con el homúnculo. Tras arrodillarse y rezar una letanía en palabras que no comprendía pero que asociaba con sus sueños tuvo el valor de aproximarse al frasco. Efectivamente, el líquido estaba cambiando de color; ahora tenía un tono violáceo. Y aunque la luz parpadeante de la vela y su propia excitación hacían difícil concentrarse tan a detalle, parecía que el Homúnculo tenía los ojos entreabiertos. Por tercera vez consecutiva Ricardo sintió que faltaba algo. ¿Pero qué, exactamente?

La respuesta no le vino sino hasta la mañana siguiente, cuando caminaba en dirección a una tienda de autoservicio (algo tenía que comer, siquiera para mantenerse vivo) y encontró a una muchedumbre agitada alrededor de una esquina. Un hombre había saltado desde el vigésimo piso. Algo estaba afectando el balance de Ricardo; se examinó la suela del zapato derecho y descubrió que estaba pisando un par de muelas torcidas. El suicida debe haber caído de cabeza. Ricardo recogió las muelas con dedos temblorosos, las guardó en su bolsillo y se alejó tan tranquilamente como pudo. Una vez en su casa comprobó que las dos muelas encajaban a la perfección a ambos costados del homúnculo. Pero algo seguía faltando, algo... De pronto Ricardo tuvo un presentimiento. Se dirigió rápidamente a la cocina y volvió con un pequeño tenedor de mesa. Buscó el lugar correcto y eventualmente optó por el pecho. Atravesar uno y otro pezón con el tenedor no resultó ser tan difícil como había pensado, y pudo cubrir satisfactoriamente las dos muelas con unas cuantas gotas. Entonces contempló satisfecho los resultados de su obra. Esta vez no cabía duda: el homúnculo estaba despertando.

Por varias semanas Ricardo volvió a engrosar su colección con toda clase de objetos raros, pero que ahora tenía que buscar en lugares menos cercanos que su oficina. Las gotas de sangre no eran nada difíciles de encontrar, bastaba con estar en el lugar adecuado y con instrumentos adecuados. Las uñas, los dientes y los cabellos eran algo más difíciles, y encima no siempre valían la pena. Tenían que ser recientemente extraídos o no servían de nada. En ese sentido los callejones en que se dieran peleas de borrachos o entre pandillas resultaron sumamente útiles.

Finalmente, Ricardo comprendió que era hora de pasar a la siguiente fase de su colección. Si su altar no crecía, corría el peligro de no contentar al sagrado homúnculo. Entonces decidió aceptar una de las acostumbradas invitaciones a cenar por parte de Marisela.

Un par de ojos y otro de senos resultaron ser su mejor ofrenda hasta el momento.

1.1.09

Para comenzar el año: Cuatro poemas eróticos

Sí, cuatro poemas... de cuatro autores distintos, que por lo demás sólo tienen la nacionalidad en común. Ahí van:

ASUNTOS DE COCINA
Lina Zerón

Para abrir apetito...
apagar el televisor y dar paso a la luna llena,
incluir constelaciones y tres nuevos planetas,
dos copas de champagne, duraznos y un ombligo,
amasar 50 gramos de pasión con una pizquita de ojos,
hervir dos tazas de saliva fresca en la boca,
y escuchar el bullicio de tus manos
haciendo ensalada entre mis piernas.

Como plato fuerte...
media cucharadita de suspiros a ritmo de salsa,
500 gramos de besos envueltos en piel tostada,
un kilo de "te amo" con dos cucharadas de caricias,
y 2 kilómetros de crujir de muslos en su punto.
Mezclar todo y beberlo en días de arco iris
eso hará que nunca terminen nuestros sueños


SANTA TERESA
Efrén Rebolledo

Sueña: sueña que el Cristo macilento,
El cuerpo exangüe y celestial que ama,
Sonríe tras su mueca de amargura,
Que sus frescas heridas se restañan
Y sus lívidos miembros se coloran
Y se cierran las bocas de sus llagas;
Sueña que su mirada se ilumina
Y del madero ignominioso baja
Más radiante que un ángel y más bello
Al lecho que se eleva como un ara,
Y que se mezclan y juntan sus alientos
Y que sus cuerpos vírgenes se enlazan
Y que en un beso trémulo y sonoro
Se confunden sus bocas invioladas.

RECUERDO CORALINO
Emiliano González

Viniste, muchacha,
con sabor a mar
arrastrando las algas
en tus cabellos
Cabalgaste gigantescos
hipocampos
envueltos en seda
para llegar
hasta mi playa natal
y me enseñaste
a hacer el amor
nadando
entre las gemas
de la gruta maravillosa


CERRADURAS
Claudia Caballero

Ventanas reducidas
a su mínima expresión
donde, no obstante,
se pueden vislumbrar
enormes paisajes eróticos.