25.2.21

Fernando Vallejo (muestra)



 

- Fernando Vallejo: Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, 2011


Dossier sobre Vallejo con motivo del premio. Incluye una semblanza con Bibliografía, dos entrevistas, dos ensayos, y una muestra del libro que acabó siendo titulado “El cuervo blanco”, sobre el filólogo Rufino José Cuervo. 


Todo este dossier podría pasar por mera curiosidad académica de no ser por la personalidad de Vallejo, cuya obra transita siempre por un terreno que mezcla la autobiografía y la ficción de una manera a veces chocante y que si se lee con cuidado a veces desmenuza las tesis a las que supuestamente se adscribe. 


Por ejemplo, el concepto de que la vida misma es tan amplia que no necesita fantasía. Pero así como en sus novelas, el fragmento de “El cuervo Blanco” tiene bastante al respecto. Así como de pronto no notamos que en Comala los muertos hablan o que en Macondo ocurren cosas sobrenaturales todos los días, aquí asistimos al espectáculo de cuervos parlantes que nos conducen a la tumba deseada para abrir una investigación. 


Tanto las entrevistas como los ensayos algo señalan al respecto: Se trata de un autor que en apariencia rompe con todo, pero que en realidad ataca para provocar y a menudo más bien termina por rescatar viejos resortes narrativos al conferirles una nueva óptica. 


Por cierto, el ensayo de Juan Cruz Ruiz debe ser uno de los muy pocos que han notado la gran división entre el Vallejo-personaje y el real: Es el único texto que he visto en que se menciona a su pareja, el escenógrafo David Antón (desde entonces ha habido varias semblanzas al respecto). 


En fin, una pequeña muestra que invita ya no a conocer sino a re-entender la obra de este insólito escritor. 


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20.2.21

Pequeñas Cosas




- Pequeñas cosas. Alejandra Gámez


Un libro reciente (apareció en el año 2020) de Gámez, conocida sobre todo por “The mountain with teeth” y “Más allá de las ciudades” (en colaboración con Axur Eneas). Los anteriores eran cuentos fantásticos a menudo terroríficos y otras veces con un humor macabro, pero humor a fin de cuentas. “Pequeñas cosas” es una recopilación de historias que Gámez publicó en línea y que parten de lo autobiográfico sin dejar de lado ni la imaginación fantástica ni ese sentido del humor tan macabro y tan delicioso que caracteriza su obra toda. 


Sumamente breve y en edición de autor, es un delicioso bocado que recomiendo sumamente, muestra de la imaginación fantástica en el México actual (o en el mundo actual, mejor).


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17.2.21

En busca del tiempo perdido, I

 


- En busca del tiempo perdido, vol. 1: Por el camino de Swann. Marcel Proust. Trad. de Pedro Salinas


Llevo años queriendo leer la famosa y colosal “En busca del tiempo perdido”, siete volúmenes de remembranzas a caballo entre novela total y autoficción. ¡Décadas! 


Y eso que mi interés en realidad no partió de escuchar que es una de las grandes obras de la literatura europea o que es de lectura indispensable. No, no, es que por ahí del 2003 o 2004, los años en que comenzaba a ver el mundo enorme que hay más allá de la escuela, leí alguna revista Gay que incluía por ahí una rápida lista de lecturas homosexuales “indispensables”. La mayoría eran best-sellers de entonces o pequeñas novelitas casi pornográficas, pero incluía “En busca del tiempo perdido”, cosa que simple y llanamente  me sacó de onda. 


“No importa que dure miles y miles de páginas,” afirmaba el reseñista anónimo, “porque se trata de una obra colosal en la que prácticamente cada hombre que por sus páginas desfila resulta ser homosexual”. 


Bien, pues ahí tenía el interés, el pretexto y algo que me picaba la curiosidad. Pero emprender una lectura tan mayúscula no es poca cosa. Y entonces pasé casi veinte años dejándolo de lado, entregándome a mil y otras cosas. 


Por ahí supe de algún columnista, probablemente de la revista “Letras Libres” que compartía una anécdota muy distinta sobre ésta obra: Afirmaba que su madre la había leído completa en los últimos años de su vida y que no murió sino hasta que llegó al punto final del séptimo volumen. Vista romántica y casi fantástica de la lectura, desde luego, pero precisamente por ello irresistible. 


Supuse que la obra no sería exactamente ninguna de las dos cosas, libro gay total u obra tan interesante que alarga la vida —pero sí *algo* que sostiene el interés, que insta a emprender una lectura que a veces se antoja eterna y que recompensa con… ¿con qué? 


En fin, que llegó el año 2020 y la pandemia mundial que tantos creímos sería cosa sólo de la imaginación. Pero no. Y en fin también que teniendo tanto tiempo lleno de angustia, pensé que sería mejor ahora sí emprender esa lectura que por tanto tiempo seguí postergando. 


Pues bien, si: Un volumen al final de cada año, en esas últimas semanas de Diciembre en las que de por sí el tiempo se antoja entre muerto y cadaver revivido. 


Me tomó aproximadamente dos meses. Lectura densa a la que la traducción del poeta Salinas a veces vuelve todavía más dispersa de lo que ya era. 


Y déjenme decirles que, en efecto, se trata de una de las mejores novelas que me he topado, y eso que apenas es el primer volumen y más de una vez se siente incluso dubitativo. 


Comprende la infancia del narrador-doble literario Marcel, más un largo apartado que a veces se lee como noveleta suelta, “Un amor de Swann” (o según Salinas “Unos amores de Swann”). De entrada incluye ese detalle del que están enterados todos los que jamás han leído el libro: La escena en que el narrador sumerge una galleta magdalena en el te y de este modo comienza su larga remembranza (ahí les va un dato: Ésta escena ocurre hasta la segunda de cuatro partes en que se divide éste tomo. No al principio, como más de uno creyó). 


Los personajes son, de cierto, inolvidables, tan humanos que más de una vez desesperan, fastidian y nos recuerdan miles de personas reales que conocemos. Sea en la Francia de finales del siglo XIX - principios del XX que se cree noble y desprecia a otros por a su vez creerse nobles o en mi caso el México de finales del XX — principios del XXI que también ama fingirse lo que no es. 


¿Y el asunto homosexual? Bueno, en éste primer tomo está esa escena tremenda en que el niño Marcel espía a una vecina que escupe sobre el retrato de su padre (suponemos que represor) mientras hace el amor con otra mujer. O ese sueño tan ambiguo de Swann en que ve a la distancia a un joven que llora su partida y a quien después convierte en el doble de su conflictiva amante Odette —joven que, asegura la narración, era en realidad el propio Swann de joven. ¿Será, será? 


Más aún me recordó a una muy posterior obra también entre novela total y autoficción que de hecho creo correcto afirmar le debe mucho: “El río del tiempo”, de Fernando Vallejo. 


Es más, “Por el camino de Swann” y “Los días azules” en más de una cosa son gemelos literarios. Algo comparten esos dos niños-narradores, Marcel y Fernando, sólo en apariencia inocentes y en realidad cargados de una profunda misantropía que les llevará a darse cada tropiezo en la vida. Real y literaria. 


Ah, porque para seguir con esto de la mirada gay (sí señores, gay, nada de dudas persignadas), a Proust y Vallejo le añadimos la anécdota de André Gide quien se dijo recomendó que no se publicara éste primer volumen. Cuando fue publicado en auto-edición de Proust y se volvió un best-seller no tuvo Gide otro remedio que escribirle para pedirle perdón y lamentar su error. Algo hay por ahí que dudo haya sido sólo lectura superficial o exceso de errores de redacción. 


Pero bueno, finalmente es una novela que…


…que pertenece a ese panteón de obras de las que se ha dicho tanto que es hasta contradictorio. Es novela mundo, es el no va más de la novela psicológica, no es psicológica sino sociológica, es nueva novela, es vieja narración, es religiosa, es filosófica, es…


Pero dejemos semejantes consideraciones para gente que disfruta especulando más que leyendo. Mejor, leamos y disfrutemos. O molestémonos, pero con conocimiento de causa. Ya que ahora nos sobra el tiempo, pues a buscar éste mismo tiempo que dice ser perdido pero nunca lo fue. Perfecto, ¿no?


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16.2.21

Penumbria.




El especial de San Valentín incluye un cuento mío, "Pelo Gris". 


Pueden descargar la revista completa aquí


Ojalá les guste. 


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