18.6.20

Mes del orgullo (1)




- Un amigo para la orgía del fin del mundo. Wenceslao Bruciaga. 

Colección de ensayos y artículos de Bruciaga, dividido en tres secciones: “Ese luchador social calenturiento”, “Instantáneas del orgullo gay”, y por supuesto “Un amigo para la orgía del fin del mundo”. Todos ellos con el característico estilo desafiante, contestatario, provocador y tan delicioso de Bruciaga. 

De él leí antes la novela “Bareback Juke-Box”, que es por decir lo menos la novela gay más punk que he leído en español. A más de uno puede molestarle el estilo de Bruciaga, que suelta toda clase de derechazos (e izquierdazos. O más claro: De madrazos y putazos) al lector y a todas las ideas preconcebidas. Casi imposible no hacer comparaciones con otros escritores gay —pero más que Carlos Monsivais o Juan Villoro o hasta Fernando Vallejo, Bruciaga recuerda a escritores radicales como Pedro Lemebel o la mejor época de Luis González de Alba. 

Y es un caso raro, un autor cuya obra de ficción es completamente congruente con su no-ficción. ‘Bareback’ era una novela ostensiblemente de venganza pero en realidad mucho más interesada en retratar el mundo ‘gay’ mexicano, pero no tanto en todo su esplendor, sino en exponer todas las flaquezas que se desearía erradicar. ¿Y cuáles son esas flaquezas? Las que en éste otro libro examina concienzudamente. 

Se trata de criticar la forma en que la lucha por la aceptación se ha convertido en una asimilación que además repite lo peor y más prejuicioso del mundo clase-mediero. Por supuesto, las posturas que toma Bruciaga a veces pueden parecer mezquinas. Sus gustos musicales vueltos desafío. Ideas que a veces se antojan ingenuas sobre lo viril. Pero la habilidad de Bruciaga es usar esas posturas que a final de cuentas son simplemente gustos personales como punto de partida para introducir temas más complejos. 

Por ejemplo, la manera en que se ha ido disolviendo el aspecto de lucha social del ‘ambiente’. Qué tan profundamente arraigados son los prejuicios en México en general. Qué tanto acabamos por copiar esos prejuicios a veces sin siquiera darnos cuenta… o peor, dándonos cuenta pero rehusándonos a reflexionar sobre ello. Y entonces la cuestión musical y la de lo masculino cobra un nuevo cariz: La música como acto no sólo de rebeldía por inconformidad, sino como seña de identidad. Lo masculino, pero como llamada a plantar cara a quienes nos desprecian sea de manera abierta que velada. 

En fin, un libro tremendo en el mejor sentido del vocablo, cuya lectura se antoja cada vez más necesaria. 


Escribiendo en éste momento exacto, el Jueves 18 de Junio del año 2020, me pregunto de qué maneras cambiará la sociedad conforme se normalice o no la cuestión de la epidemia. Éste libro, entre muchos otros, bien podría servir de guía para una toma de conciencia en la comunidad ya no solamente gay, sino todo. LGBTI, mas todas las letras que se quiera. 



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